Echándola
Hay que ir al colisseo agüevo también. Yo me impresioné la primera vez que entré al Azteca hace mucho tiempo, también cuando entré al Bernabeu o a la Bombonera de Boca, pero entrar al colisseo es ooootro pedo caun. Primero porque te sientes Russel Crowe en Gladiador, ves a los liones' y tu acá con tu espada bien chingón partiendo madres mirando al Cesar con su pulgar arriba, volteas y ves que hay quince macuarros haciendo lo mismo ¡cha!
Ya en las tribunas empiezas a hubicarte en tu palco de noble padrotón romano y depravado al estilo Calígula, ves dónde estaba el de las chelas y ónde los baños. Ahora bien, esas gradas no aguantan la ola del azteca, sientes como que medio se simbra esa madre, ahí es donde me entró la ñera y empecé a brincar cantando "que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, ese no es un guerrero es una puta de cabaret"... jejeje. Un cielito lindo aquí se escucharía pocamadre.
Sigues caminando y entras a foro romano, que es básicamente y citando al profe Lumbreras, piedrotas, puras piedrotas. Templos y madres ahí en ruinas por todos lados, con una fila en el baño como de diez metros, con una temperatura como de dos grados, y la llueviecita que te obliga a mear a la de aguevo... chin.
Por lo demás, más iglesias y plazas chirondongas.
domingo, 1 de abril de 2007
Bitácora de un naco en Roma III
Posteado por
Mario Manterola
a las
7:02 a.m.
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