domingo, 1 de abril de 2007

Bitácora de un naco en Roma III

Echándola

Hay que ir al colisseo agüevo también. Yo me impresioné la primera vez que entré al Azteca hace mucho tiempo, también cuando entré al Bernabeu o a la Bombonera de Boca, pero entrar al colisseo es ooootro pedo caun. Primero porque te sientes Russel Crowe en Gladiador, ves a los liones' y tu acá con tu espada bien chingón partiendo madres mirando al Cesar con su pulgar arriba, volteas y ves que hay quince macuarros haciendo lo mismo ¡cha!

Ya en las tribunas empiezas a hubicarte en tu palco de noble padrotón romano y depravado al estilo Calígula, ves dónde estaba el de las chelas y ónde los baños. Ahora bien, esas gradas no aguantan la ola del azteca, sientes como que medio se simbra esa madre, ahí es donde me entró la ñera y empecé a brincar cantando "que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, ese no es un guerrero es una puta de cabaret"... jejeje. Un cielito lindo aquí se escucharía pocamadre.

Sigues caminando y entras a foro romano, que es básicamente y citando al profe Lumbreras, piedrotas, puras piedrotas. Templos y madres ahí en ruinas por todos lados, con una fila en el baño como de diez metros, con una temperatura como de dos grados, y la llueviecita que te obliga a mear a la de aguevo... chin.

Por lo demás, más iglesias y plazas chirondongas.

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