viernes, 22 de abril de 2016

Marihuanos en la nieve

domingo, 27 de marzo de 2016

Batman vs Superman vs yo

No es el cobro de un penal en la final de la copa del mundo, tampoco un trasplante de corazón, un rescate de un herido dentro de algún edificio cayéndose, una negociación con un terrorista o siquiera un juego de Jenga, pero el que esté bien culera la película de Batman Vs Superman duele más que fallar en cualquiera de las cosas antes mencionadas.

Si la nueva de Adam Sandler no hace reír ni a un marihuano no hay bronca, ya vendrán otras. Pero esto es Batman Vs Superman, que es algo así como si el América de Beenhakker se enfrentara contra el Holanda del 74; uno espera que sea un súper partidazo, con goles de pocamadre, jugadas mamalonas y estrategias chingonas, y si termina siendo un Morelia – Santos cualquiera, eso sí calienta.

Las fallas en la historia las han mencionado todos, desde el ilógico hecho de que Gótica y Metrópolis sean tan cercanas como Satélite y Polanco, como el que la coincidencia entre el nombre de las mamás de Batman y Superman sea el motivo por el cual el primero le perdone la vida al segundo, pero ya el colmo es que Bruce Wayne no se haya cogido a Louis Lane teniéndola tan cerca, dándole a la bronca un motivo más allá de la simple xenofobia de un millonario al que le tiraron un edificio.

La trama parece haber sido sacada de la mente de un niño de esos que se hincan en la alfombra a jugar con sus muñequitos agarrándolos a putazos sobre su cabeza, y ni siquiera, porque hasta ahí hay más acción que en esa película que todos han ido a ver y niegan aceptar que es una basura tan grande como el presupuesto que tuvo.

Basta con decir que durante algunos minutos, entre cinco y 15, me dormí. Y cuando desperté, aún no pasaba nada. Incluso al final, cuando Superman muere en manos de Doomsday, uno se pregunta si es todo, si uno ya puede levantarse de la butaca y salir corriendo para llegar a ver Sabadazo o cualquier cosa que quite el sabor de boca de una historia mal contada.

Quizás no es culpa del director, el productor, los actores o quienes ya la fuimos a ver, sino de los personajes mismos, en especial del joto de azul y capita roja, porque el otro ha sabido adaptarse a la época. Superman desde que nació fue un personaje obsoleto, simple, aburrido y teto.

Lástima que la Mujer Maravilla no se encuera, lástima que Flash será chino y que harán película Aquaman, un personaje del que se burlan hasta en The Big Bang Theory de lo baboso que es. En resumen, Superman contra Batman es un cimiento débil de un edificio que se caerá con todos los personajes de DC Comics adentro.

martes, 15 de marzo de 2016

¡Háganme un hijo los cuatro!

Sí, Mick Jagger se mueve como un niño de 12 años a pesar de tener 72; sí, bromeó sobre el Chapo, habló en español y se puso una bandera mexicana; sí, echaron cohetes y proyectaron al diablo en las pantallas; sí, hicieron que la gente cantara, aplaudiera y hasta aullara; sí, todos maman con que fueron, estuvieron ahí y se sabían las canciones. Pero un concierto de los Rolling Stones, el concierto de ayer en el Foro Sol, fue mucho más que un gran espectáculo de una banda monumental, fue todo lo que un concierto de rock debería ser.

Tal vez fue por lo variado del público, el tiempo que lleva la gira, lo bien que lo siguen haciendo y las bajas pretensiones con las que llegaron, pero los Rolling Stones suenan tan bien que lo único que el público hizo fue escucharlos, cerrar los ojos y dejarse mover por la música, disfrutar las canciones conocidas, cantar los coros, y prestar atención a las grandes rolas que por algún motivo no se convirtieron en himnos.

No había una mayoría de teléfonos celulares en lo alto queriendo registrar lo que los oídos y ojos no entrenados no podían hacer, sólo sentidos atentos a lo que pasara en el escenario. No fue la masa rindiéndole culto a la masa, el público nunca fue protagonista con sus porras, olas o cánticos, porque todos, por lo menos la gran mayoría, sabía o entendió a tiempo que el show estaba sobre el escenario.

El Foro Sol no es un lugar apropiado para conciertos, pero si los Stones sonaron como sonaron anoche es porque llevan 50 años perfeccionando su sonido y un año practicando cada momento en esas canciones. Una ejecución perfecta para que la gente que los fue a ver, rucos y chavitos, no se sintiera obligada a llenar los huecos a menos que Mick los incitara a hacerlo, lo cual estaba perfectamente cronometrado también.

Los niños mexicanos del coro de ‘You can’t always get what you want’ conquistaron a todos con sus voces y sus caritas de miedo al ver 70 mil almas oyéndolos cantar. La voz de Sasha Allen en ‘Gimme Shelter’ y los coros de otras tantas terminó de coronar una gran actuación que la gente, todos los que ayer bailamos, deberíamos recordar por siempre.

lunes, 14 de marzo de 2016

Volvieron los días de periodismo

miércoles, 17 de febrero de 2016

La cartelera

Ahora que tengo 16 trabajos ya no me da tiempo ni de quejarme,  mucho menos de escribir pendejadas que sólo aquí se publican (pinches maricas), pero sigo yendo al cine, más que antes porque ahora lo hago para matar ratos entre chambita y chambita y encargo pendejo, además de que de ahí me fusilo ideas para mi nuevo estatus de ‘creativo-chistosón-cagado-jala-aplausos-tururú’.
Y como me da hueva reseñar película por película, ahí les va toda la pinche cartelera para que uno sepa qué pedirle al pirata del puesto, para no gastar 10 varos en una historia que no vale la pena porque ni chichis salen.

El Renacido
Es la mamada de película. Ganará todos los premios Oscar, Bafta, Basta, Nobel y TV y Novelas que quieran, pero es una cinta engañapendejos. A Leonardo DiCaprio se lo coge un oso en medio del bosque mientras él y sus compañeros escapan de una horda de indios ojetes que quieren quitarles las pieles que acaban de juntar, tan vergueado lo deja que se lo tienen que llevar en una tablita, pero a medio camino ya no lo aguantan y lo dejan encargado con su hijo, otro morro y un hijodelachingada, magistralmente interpretado por Tom Hardy, quien no quiere hacerse cargo de un lisiado y mata al morro de Leo, provocando una ira tan cabrona que el güey en unos cuantos días se recupera de todas sus heridas sólo para cobrar venganza, no sin antes gatear de aquí a Toluca, nadar seis horas en un río congelado y aventarse de un barranco con todo y caballo.

Deadpool
A esta sí le deberían dar un Pulitzer de menos, porque romper con las películas de súper héroes con aires de profundidad es algo que hacía falta. No hay escenas épicas, moralejas regañonas o historias de amores imposibles, es pura acción cruda con chistes de pedos y caca, la mayoría sobre Linterna Verde, el personaje de cómics que Ryan Reynolds, quien la hace nuevamente de Deadpool, interpretó previamente con desastrosos resultados, además de la versión chaquetera que él mismo personificó en Wolverine: Orígenes. Es la mamada, pero en el buen sentido.





50 Sombras de Black
Es la parodia de Marlon Wayans de 50 sombras de Grey. Tiene un chiste bueno: está castigando a la morra y le pone un trapo en la cara para echarle agua, al estilo calentadita de judicial, entonces le pregunta ¿dónde está el Chapo?... eso es todo. Es una mamada.









Los 8 más odiados
Es la prueba definitiva de que los fans de las películas de Quentin Tarantino están bien estúpidos, pues éstos afirman que Hateful eight es aburrida, que le faltan balazos o una nalga que reviente a todos a sablazos, sin saber que la esencia de todas las historias de don Quentin están basadas en los diálogos que construyen al personaje, en ciertos tics que tienen o en algunas actitudes que construyen una historia dentro de la historia, que en este caso es un western sobre caza recompensas y traiciones, con varios giros de tuerca, unos predecibles y otros no tanto, con pasados falsos que el espectador tiene que descubrir en cada palabra que dicen. Es la mamada de película.




Creed
Es la mejor película de todos los tiempos, que chingue a su madre El Padrino, El Ciudadano Kane, las siete de Star Wars, a la verga Casa Blanca… Rocky 7 es una obra de arte sólo comparada con la creación del mundo por Dios nuestro señor. Rocky 7 salió hasta en Los Simpson, cuando Bart no sabía leer los números romanos y él mismo predijo que sería “la venganza de Apollo Creed”, que en cierta manera es cierto, ya que su hijo viene a ponerles en su madre a todos a punta de vergazos. Es la súper-hyper-mega-mamada.





Busco novio para mi mujer

Desde que empezó la película con una animación pedorra supe que había sido un error meterme a verla. En un momento pensé que no, cuando vi que el personaje de Sandra Echeverría era el único coherente en toda la historia porque le cagaban todos, hasta que de repente dejan de cagarle y se vuelve feliz. Arath de la Torre sufre porque ya no la aguanta, porque está casado con una pesimista a la que no puede mandar a la chingada porque, como es una nini, le da cosa dejarla en la calle, así que contrata a un güey para que se la ligue y pueda divorciarse de ella con motivos. Lo malo es que el malo es Chucho Ochoa y ya todo es una mamada que acabé de ver todita porque, como lo dije al principio, tenía que quemar un par de horas.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Chinga tu madre 2015

2015 estuvo de la chingada. Pasé las últimas 36 horas pensando en una forma de decir lo anterior con palabras más elegantes, pero me fue imposible. Quizás eso es parte del problema también.

Toda la vida me ha cagado festejar el año nuevo o tomarlo como un pretexto para hacer resúmenes, balances, análisis y cuanta cosa hace la gente para expiar sus fracasos y presumir sus logros, pues no es más que una fecha en el calendario y el inútil que soy ahora no se borrará cuando terminen las 12 campanadas del reloj. Prefiero contabilizar mi vida en mundiales de futbol, como en aquella tan poco valorada película mexicana Días de Gracia, pues he aprendido a proyectar los acontecimientos de mi vida en los esfuerzos de otros, en este caso 23 güeyes de verde, blanco y rojo que nunca han conseguido nada.

Sin embargo y siguiendo con la analogía futbolera, pensé que siendo el 15 el número del Matador Luis Hernández la suerte estaría de mi lado. Lamentablemente la suerte no tiene nada que ver aquí. “Sin talento no busques grandeza, porque nunca la vas a tener”, cantan Los Tigres del Norte en el corrido de El Jefe de Jefes, y yo descubrí este año que definitivamente no lo tengo; que si dependía del destino, éste se está pasando de lanza conmigo. Y yo, que nunca he sido partidario del esfuerzo, terminé por aceptar que bale berga la bida, como dice la sabiduría popular del Facebook.

En casi todos los aspectos de mi vida este año fue una porquería. En lo profesional 2015 fue el año del fracaso; perdí mi columna, la Dialéctica Macuarra, esa con la que intenté construir un nombre en el periodismo que mis carencias como reportero jamás habrían permitido formar. Perdido en el anonimato, terminé por aceptar que mi lugar está lejos de las grandes historias, porque he demostrado una y otra vez mi incapacidad para contarlas. Sí, hay un libro ahora mismo en las tiendas de todo el país con mi nombre entre la lista de autores, pero es una lista muy larga, persiguiendo una causa con la que no comulgo y comparando todos los textos escritos sobre el caso policiaco más importante de la década en México, el mío es el relato más gris de todos. Hojas en blanco y fotos mal tomadas, ese es mi resumen laboral.

En todo el año no le dirigí ni una palabra a mi hermano, no sé si mi papá sigue vivo y sé que mi mamá me tiene miedo, en más de una manera. Actualmente mi perro es mi único amigo y hasta él a veces me gruñe y ha amenazado con arrancarme un brazo. No soporto a la gente y ahora hasta la soledad me harta, pues ya ni conmigo sé estar.

En 2015 di el viejazo. Ese declive físico por el que todos pasan de los 40 a los 50 yo lo di a los 31, con cansancios que me impiden levantarme de la cama por dolencias invisibles. Nunca en mi vida me había visto peor que ahora, ni siquiera cuando era cholo-adolescente y me peinaba como Gokú e iba a la secundaria pública a oler marcadores de aceite, o cuando usaba frenos en los dientes y me hice chinos para parecer Memo Ochoa y más bien terminé pareciéndome al Buki en drogas; hasta extraño aquellos tiempos en los que me dio varicela siendo adulto y parecía La Mole con cabello largo. Definitivamente este año será recordado como aquel en el que me di cuenta que mi juventud se había perdido, junto con la mitad de mi guardarropa, compuesta de prendas que nadie cree que alguna vez me quedaron.

Momentos rescatables, muy pocos. Soy rutina y lo peor de todo es que ya se me fueron las ganas de cambiarlo. Simplemente se me agotó la fuerza y la pasión para hacer cualquier cosa. Clínicamente no, pero se podría decir que ya estoy muerto. 2016 es el año del inicio de mi putrefacción.

¡Chá!