viernes, 28 de diciembre de 2012

Depresión navideña

25 de diciembre por la mañana. El sol de la mañana se cuela por la ventana y alumbra hasta quemar mi rostro. Son apenas las siete y media de la mañana pero yo ya desperté, luego de una larga noche de sueño de la que pude disfrutar gracias a no haber disfrutado de una cena familiar como toda la gente.

Las calles están vacías, todo el mundo duerme, mi cama también está desierta, hoy hasta las prostitutas se tomaron el día libre para estar con sus seres queridos. Un sabor a rancio permanece en mi boca después del clásico enjuague matutino. Salgo a la sala a escarbar debajo del arbolito con foquitos fundidos que alguien olvidó en mi casa, sólo para descubrir que Santa Claus sigue siendo un ojete, como cuando era niño.

Las risas de los niños jugando en los pasillos de mi edificio con sus juguetes nuevos sólo me producen un dolor de cabeza comparable al que se siente cuando te pegas con el dedo chiquito del pie en la esquinita de la base de la cama. Qué bueno que cambié en Iztapalapa mi revólver por una tablet piratona, como las que anuncia Laura Bozzo en las madrugadas por la tele, porque la masacre de Newtown de hace unos días sería un día en Six flags comparado con mi sanguinaridad (si es que esa palabra existe).

Sin dinero, sin regalos, sin compañía, sólo y amargado en Navidad. Cuando me doy cuenta, estoy llorando a moco tendido y eso que la telenovela Corona de lágrimas todavía no empieza. Pero es porque hay precontingencia ambiental, no crean que soy joto.

¡Chá!

domingo, 23 de diciembre de 2012

El que ya no fue

La de mañana estaba destinada a ser una noche mágica e histórica, como cuando Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide unieron sus fuerzas en el abrazo de Acatempan, como cuando Emiliano Zapata y Francisco Villa se encontraron en la Convención de Aguascalientes, o como cuando el Chapulín Colorado salió en un capítulo del Chavo del Ocho, gracias a la tecnología de la televisión setentera.

Así de grande, así de trascendente, iba a ser un baile en el Campo ex Pumitas de la deportiva de Xochimilco, donde Joan Sebastian y Jenni Rivera se encontrarían en un baile al cual yo asistiría. Tres leyendas de la música popular mexicana estarían juntas en un mismo lugar y en plenitud de facultades. El Rey del jaripeo, la Diva de la banda y el Príncipe de los sayayín, compartirían lo mejor de su repertorio y los juglares hablarían de eso durante las próximas décadas, haciendo que el mundo envidiara a los que presenciaron la historia misma.

Desafortunadamente eso ya no podrá ser. Jenni murió hace dos semanas en un avión que se estrelló en la sierra de Nuevo León y por más que los organizadores la sigan anunciando en las bocinas de la camioneta que vende los boletos, ella no acudirá a la cita.

Ante tal tragedia, debo anunciar que yo tampoco iré, a pesar de que ya tenía mis boletos para ver cómo los toros de la ganadería Destructores destripan a un borracho en el ruedo, que ese sí es un arte taurino, no como las corridas de los domingos en la México, que esas son para jotos.

¡Chá!

jueves, 20 de diciembre de 2012

Ya le voy al PRD

Como la orquídea susurrante que crece en medio del pantano, la única estrofa coherente en la discografía de Ricardo Arjona, la moneda de a peso que se esconde debajo de los cojines del sillón o los tenis Converse originales en el bazar de Pericoapa, en la Cámara de Diputados también hay una excepción que confirma la regla, una luz de esperanza que se cuela entre la penumbra de corrupción, fealdad y podredumbre... y cuanto lugar común se me pueda llegar a ocurrir en los siguientes cuatro párrafos.

Notable que sea del PRD, partido que ha dado a dignas aspirantes a Nuestra Belleza México como Dolores Padierna o Rosario Ibarra de Piedra, cuyas fealdades sólo se comparan con las de sus corazones, de donde haya salido ese cúmulo de erotismo desbordante en pasión, perfección corpórea de simetría gluteal magnificente, que se dibuja y parece reventar las costuras de las faldas con las que se presenta a las sesiones.

Nacida en Chihuahua hace 21 años, Crystal Tovar Aragón sobresale entre sus 499 compañeros, que coleccionan tantos defectos como si fueran prestaciones en sus sueldos, no sólo por su juventud y belleza, sino por su participación en las comisiones y sesiones plenarias.

Estudia la carrera de Administración y llegó a su curul por la vía plurinominal, gracias a que en su familia hay varios políticos de carrera, sin embargo, no se queda en la perrada, pues ha impulsado iniciativas que ahora mismo están en discusión, como la reforma a la Ley Federal de Justicia para Adolescentes, que pretende proteger los derechos de los infractores menores de 18 años.

¡Uts!

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Hamburguesas pretenciosas

Inspirado por el Concierto 121212, en el que participaron Bruce Springsteen, Paul McCartney, Dave Grohl, Alicia Keys, Roger Waters, Kanye West, Jay-Z, The Rolling Stones y The Who, a favor de las víctimas del huracán Sandy en la costa este de Estados Unidos, me lancé al cruce de la calles Oscar Wilde y Virgilio, en lo más mamalón de Polanco, a rifarme unas hamburguesas cardiacas y diabéticas, pero muy ricardas, para celebrar la grandeza del rock.

Butcher & sons, que en cristiano sería algo así como el Carnicero y su prole, es un restaurante de hamburguesas que tiene como característica principal que cada una de ellas rinde tributo a una gran estrella del rock. Hay una que se llama Dylan, que es de pollo con aderezo buttermilk (sepalamadre qué es eso); otra que es la Morrison, que es de cordero con yogurt (y así sabe); la Marley, que es vegetariana y nomás le falta la mota; además de la Bowie, que es de res con tocino y un chile poblano (como le gustaban al maestro).

Son pequeñas de diámetro, pero la carne tiene el grosor suficiente para tapar y colapsar el corazón de un maratonista, además de traer ingredientes exóticos que hacen que no se comparen en nada con las del carrito de la esquina. Eso sí, son tan caras como sabrosas las cabronas, sin mencionar el hecho de que las papas y los chescos te los cobran por separado. Aparte, no está mal visto que te las comas con cubiertos, porque difícilmente alcanza la boca para darle un bocado entero.

¡Provecho!

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Curado por más días de rock

Estaba a dos segundos de la embolia cerebral. Los oídos parecían estallarme, el dolor de cabeza era tal que sólo un taladro podría curarlo. El reflujo en la garganta me hacía sonar como José José en la actualidad y sentía navajas cortándome los muslos al intentar caminar o simplemente permanecer de pie. Los síntomas indicaban que me iba a dar una gripa extraterrestre, de esas que te hacen escupir flemas hasta por la cola.

Pero no podía dejar que un virus pedorro chilango me venciera y evitara que estuviera frente al Jefe Bruce Springsteen en su primera y probablemente única actuación en territorio nacional. Llegué al Palacio de los Deportes casi gateando, aullando de dolor, pero dispuesto a morir en nombre del rock and roll (¡ay qué mamón!).

Una chela tamaño garrafón y unos tacos de pastor no hicieron el efecto que yo esperaba, pero me dieron energía para llegar hasta enfrente del escenario. Fue gracias a los apretujones de la compacta multitud que pude permanecer en pie, ya que mi peso fue cargado por todos aquellos que, como yo, intentaron tocar a Bruce.

Pensé que el ruido de la E Street Band destruiría mi cráneo, pero la música me dio energía para plantarme sobre el suelo, alzar los brazos y tocar al ídolo de Nueva Jersey cuando se mezcló entre el público. Ya en el encore, mis piernas habían recuperado la fuerza necesaria para brincar, bailar y tirarle el perro a una sabrosa de rojo que andaba por ahí, porque los vagos como yo nacimos para correr.

¡Uts!

martes, 11 de diciembre de 2012

El pinchi hoyo

Como soy un miserable y un asalariado de mierda (como diría Azalia Ojeda (ojeta), alias la Lady de Polanco), no tengo varo para pagar un estacionamiento, ni las ganas de estar yendo a cada ratito a echarle monedas al parquímetro en Polanco, por eso voy a dejar mi coche hasta las peligrosas calles de la colonia Granada, en la delegación Miguel Hidalgo, donde no cobran nada y hay lugar, pero no hay garantía de salir vivo.

Caída la noche, iba yo a recoger mi vehículo aparcado en la calle de Lago Mayor, casi esquina con Lago Alberto, por donde está la fábrica de esas chelas que se toman en México y el mundo, cuidándome de no ser seguido por ningún cábula oportunista, sin fijarme y sin siquiera pensar remotamente que la tierra se abriría frente a mí para tragarme.

En esa zona mal iluminada, me vi y de repente ya no. En un segundo estaba y para el otro no. No fue un portal a otra dimensión, un secuestro narcoextraterrestre o una desaparición forzada por ser un periodista crítico del gobierno (¡ayajá!), sino una pinche perra coladera sin tapa, en la cual metí mi pata derecha, la cual resultó con un raspón marca chillarás, mientras que la otra se llevó un esguince de tobillo nomás.

No sé de dónde saqué coraje, valor y fuerza, pero me trepé a mi nave y me pelé de ahí, con más vergüenza que miedo a ser asaltado, pese al dolor que me causaba el pisar el clutch y acelerar. Lo que más me preocupa es que nunca toqué el fondo del agujero, y eso que estoy grandote.

¡Uts!

viernes, 7 de diciembre de 2012

El levanta muertos

El último recuerdo que tengo es ver caer desde el fondo de la botella la última gota de un vodka de mala reputación a la superficie de mi escaldada lengua. Al abrir los ojos, todo era oscuridad. ¿Cuántas horas estuve inconsciente? ¿A poco todavía no amanece? ¿Quién se robó mis pantalones? Un hambre, casi tan grande como el dolor de cabeza que está a punto de convertirse en embolia, invade mi percudido ser, que batalla contra sí mismo por incorporarse.

Once de la noche. Así que esto es lo que se siente dormir dos días enteros en tu propio vómito. La boca, por más buches que hago con una colca-cola sin gas, me sigue sabiendo al beso de aquella prostituta que nunca debí levantar, en un intento por sentirme menos miserable. Una vez recuperada la vertical, el problema es encontrar algo decente qué comer en un 100 metros a la redonda, pues más allá no me alcanzaría la fuerza.

Afortunadamente, Tercos (Burritos & Clamatos Chihuahua Style), el changarro de Rafita Valderrama, está abierto y puedo llegar gateando sin problemas. Media hora después, el tiempo que me tomó cruzar la calle, estoy meciéndome en uno de los columpios que tiene por asientos, pensando que el mundo se acabará dos semanas antes de lo advertido por los mayas.

Dos de pechuga y uno de marlín, y mis intestinos tienen con qué distraerse antes de digerirse a sí mismos y entrar en un coma etílico, gracias a la salsa Acapulco, tan picosa como para revivir a un diputado dormido en plena discusión del Presupuesto de Egresos.

¡Salud!

jueves, 6 de diciembre de 2012

Mancera Bieber

Desde Tacuba hasta República de Chile, Cuba y Eje Central Lázaro Cárdenas, las calles del Centro Histórico estaban prácticamente sitiadas ayer por miles de granaderos, desplegados en el operativo de seguridad montado para custodiar la toma de protesta del doctor Miguel Ángel Mancera Espinoza como nuevo titular de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.

Con escudos preparados y toletes desenfundados, los uniformados aguardaban con cara de malos detrás de las vallas metálicas a que una multitud los atacara como el sábado pasado, cuando hizo lo propio Enrique Peña Nieto en la Cámara de Diputados. Sin embargo, no se trataba esta vez de anarcopunks culeros, sino algo todavía peor y más peligroso: ¡mujeres!

Son miles de viejas, principalmente cuarentonas, las que consideran que el ex procurador es algo así como el Justin Bieber dentro de unos 30 años, porque al igual que las pinchis escuinclas caldufas, las rucas alcanzan niveles insospechados de decibeles con sus gritos y humedad en sus calzones cuando ven pasar, aunque sea muy de lejos, esa cabecita canosa de orejas paradas como antena.

¡Futa madre! El griterío opacó los claxonazos del primer cuadro capitalino, y ese estruendo siguió por todo Reforma detrás del nuevo alcalde hasta el Auditorio Nacional, donde se presentó ante 10 mil personas como ídolo pop, arrancando suspiros y despertando los más bajos deseos de aquellas que hace mucho les salieron canas y telarañas en lo más privado de su ser.

¡Uts!

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Malditos anarcopunks

Cuatro días después y no me había caído el veinte de que la sucursal de Banamex que los anarquistas desmadraron a piedrazos durante las protestas del sábado en contra de la toma de protesta de Enrique Peña Nieto como Presidente es la misma en la que yo tengo mi dinero.

Yo vi por tele cómo unos ñeros reventaban los cristales del banco, como si éstos tuvieran la culpa de que ellos hubieran nacido con un cromosoma de más. Incluso hasta me dieron ganas de estar ahí para meterle un patadón a ese cajero que una vez quiso tragarse mi tarjeta sin fondos, pero ayer que pasé por enfrente, en el cruce de Juárez y Balderas, caí en cuenta que es donde tengo mis miserables ahorros.

Recuerdo que la abrí esa cuenta con lo que me dieron de liquidación cuando a un conocido periódico citadino se lo cargó el payaso (incluso hasta en la portada salía un payasito llevándose el cabezal), luego de largo rato de pensar en guardar ese mísero capital o inyectármelo por la vena del brazo en forma de heroína.

Al final me decidí por lo primero, pues se veía que la crisis de 2009 iba a estar cabrona. Pocas veces pasé por ahí y creo que la última fue para hacer la finta como que iba a retirar una lana para darle mordida a unos polis que me habían caído en una maroma que no voy a decir, para después pelármeles entre la multitud de una marcha.

Ayer quise ver si tenía lana todavía, pero siguen están reconstruyendo las oficinas y por eso tendré que sobrevivir con 20 varos en la bolsa.

¡Chá!

Vienen días de rock

domingo, 2 de diciembre de 2012

Ya cooperé

De esas veces que a uno le dan el cambio de un billete grandote, se lo guarda sin ver y resulta que le dieron una monedota de a 20 varos, de esas que descontinuaron desde el sexenio antepasado porque nadie las usaba, estaban bien feas y pesaban un chingo. Desde ese día, ando buscando cómo deshacerme de ella, pero sin perder dinero, porque, como quiera que sea, son 20 lanas las que me bajaron.

La oportunidad perfecta vino vestida de morado, con unas nalgotas, cabello largo, pechos sugerentes, lentes hipsterosos y sosteniendo una alcancía en forma de cochinito a la salida de la estación del Metro Polanco. ¡Uta madre! Era una morra de esas que levantan varo para el Teletón, la que representaba mi chance de deshacerme de medio kilo de inservible níquel con aleación de plata y obtener algo más, aparte de la satisfacción de ayudar a los morritos que no pueden caminar pero cantan bien bonito.

Acá payasón, una vez que identifiqué su zona, me abalancé directo hacia ella, como diciendo “a ver si te cabe esta en tu ranura”. ¡Y sí cupo! Yo tenía el miedo de que se fuera a atorar la moneda, pero no, embonó perfecto y al caer al fondo con un gran estruendo, ella se sorprendió como si le hubiera aventado un centenario de oro o una onza de plata, demostrando mi nivel de compromiso con las buenas causas.

Un intercambio de sonrisas, provocados por mi gran corazonsote, y ya le había sacado el nombre a la morra y la promesa de llevarla a ver a Lucerito llorar en vivo en la clausura del Teletón, aprovechando mi condición de prensa acreditada.

¡Uts!

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Soy como Tim Allen

En El buen fin me compré una lavadora a 32 años sin intereses, para dejar de llevar mi ropa a la lavandería y evitar más el oso de que la gente vea mis calzones de Pokemón todos rotos y mis sábanas de Angry birds todas manchadas como de engrudo. Ya bien contento, unos ñores me la subieron a mi departamento de la Súper Narvarte y me dijeron que si les daba para el chesco me la instalaban.

Pero yo, como soy muy hombre (y muy codo), les dije que nel porque ¿qué dificultad puede haber en conectar una mugrosa lavadora al drenaje y a la toma de agua? Pus’ ahí agarré, la saqué de la caja, boté el instructivo, jugué un rato a romper el unicel a karatazos pretendiendo que era madera, para después proceder a enchufar todas las mangueras.

Diez minutos después, le tuve que cerrar a la llave de paso porque se me olvidó poner las juntas de plástico y las roscas no embonaban bien. Una vez superado ese detalle, a los 20 minutos estaba agarrando a mazazos la pared, porque como todavía goteaba tantito, me pasé de fuerza al apretar y rompí el tubo de cobre, por lo que había que cortar y soldar un conector de rosca interna para dejarlo como estaba o resignarme a vivir sin agua en toda la casa.

Tres horas después, supe que sabía soldar y me sentí orgulloso de tener la suficiente testosterona en mi cuerpo para evitar llamarle a uno de esos pobres que pasan los días vendiendo lástima en las rejas de la Catedral Metropolitana con su letrero de “plomero”. ¡Ah qué hombre soy!

¡Uts!

martes, 27 de noviembre de 2012

Lenguas que sangran

En un arranque de moralidad, que el Chapo Guzmán agarra y le dice al Mayo Zambada: “ya no vendas droga güey, ¿qué no ves que le estás haciendo daño al país?”. En otro más o menos igual, Platanito le dijo a Polo-Polo: “ya no hagas chistes culeros de la gente, ¿qué no ves que hieres sensibilidades? Lo que seguramente inspiró a Elena Poniatowska a reclamarle al escritor peruano Alfredo Bryce Echenique su falta de ética por recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2012, pese a que existen sobre él un sinfín de acusaciones de plagio.

Eso ocurrió ayer en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde la veteranísima escritora mexicana tuvo que ser trasladada de urgencia a un hospital de la capital tapatía, a causa del sangrado masivo que presentaba en la boca a causa de una mordida de lengua que se propinó ella misma al hacer ese comentario mamón.

Ya en el nosocomio (gran palabra), los doctores determinaron que Poniatowska también sufre de un cuadro severo de Alzheimer a causa de su edad, pues ya no se acuerda que todos los ejemplares de la antología Borges y México tuvieron que ser retirados de las librerías, debido a que inventó entrevistas que nunca hizo, con frases que el escritor argentino jamás diría y confundiendo su obra con poemas sacados de una tarjeta de felicitación del Sanborns de la esquina. Aunque la ruca todavía podría argumentar que hizo un ejercicio de ficción, lo cual, en cierta forma, es más meritorio que un fusil.

¡Uts!

lunes, 26 de noviembre de 2012

Duele, duele mucho

Sin ayer por la tarde vieron a un pinche greñudo mugroso deambulando por las calles de Polanco pateando un envase de chela semivacío, vestido todo roto y con olor a rancio, no es que haya revivido el Changoleón o que iniciara el apocalipsis zombi como en la serie The walking dead, sino que perdió el América en la semifinal contra el Toluca y por eso andaba todo deprimido y cabizbajeando mis penas.

Lo peor de deprimirse porque pierde el América es precisamente eso: ¡deprimirse porque pierde el América! Es decir, cuando uno no tiene ni futuro, ni aspiraciones, inspiraciones, dinero, sueños u oportunidades de una vida mejor, deposita todo en el futbol, y cuando éste falla, todo el mundo se desmorona como galleta rancia de esas que dan en las despensas de fin de año en vez de aguinaldo en las empresas ojetas.

Por eso hay tanto aficionado al futbol en este país, porque como personas valemos madre y no tenemos con quién desquitarnos o un ideal al cual aspirar para seguir adelante. Yo, al haber perdido desde hace mucho la esperanza en la humanidad, busqué a quién madrear. ¿Pero pus’ cuál? ¡Era domingo y no había nadie en las calles!

Sin ninguna misión en la vida más que arruinar también las de los otros, me lancé hacia San Lázaro a hacer guardia para boicotear la toma de protesta de Enrique Peña Nieto como Presidente de México, con la consigna de que él también le va al Toluca y deberá pagar. Pero los culeros del #YoSoy132 me ganaron. ¡Ni eso me sale bien!

¡Chá!

jueves, 22 de noviembre de 2012

Mucho pinchi gringo

Hay gente que ve Dragon Ball Z y ya se siente sayayín. Otros que se las dan de europeos porque conducen un coche alemán que se fabrica en Puebla. Unos más creen que porque viven en la colonia Buenos Aires ya son descendientes de argentinos. Pero los peores son aquellos que creen que ya pueden celebrar el Día de acción de gracias sólo porque lo festejan en todas las películas gringas que compran piratas en los tianguis y salidas del Metro.

¡Güey! O sea, ayer me invitaron a comer pavo y a dar gracias por las cosas buenas que me han pasado en el año y de las que ahora puedo disfrutar. Obviamente los mandé a la súper reata, pues no sabía que había tantos gringos en Tlalnepantla tan tradicionalistas como para exportar sus costumbres a nuestro país.

¿Qué tiene de malo agradecer las cosas buenas de la vida?, me preguntaron al ver que puse mi jeta. No tiene nada de malo hacerlo, pero si se toma en cuenta que esa celebración surgió (según ese capítulo de los Animaniacs que recuerdo) cuando los primeros colonizadores estaban a punto de morirse de hambre en el nuevo continente y los nativos les hicieron el paro con un pavito, con el que se hermanaron antes de que los primeros exterminaran a los segundos, resulta una mamada.

Al final sí me aventé mi tortota de pechuga de pavo con rajas, pero no agradecí ni madres porque, fiel a mi costumbre mexicana, considero todo extranjerismo una amenaza a mi fe católica, y más cuando en realidad no tengo nada que agradecer.

¡Cha!

martes, 20 de noviembre de 2012

Oh, maldito trauma

Al ver sus grandes ojos de largas pestañas e hipnóticas córneas tan negras como lo profundo de mi conciencia, regresaron los temores que pensé haber superado. Su rostro de perfectas proporciones estaba guardado en el fondo de mi cerebro, ahí donde se quedaron mis sueños y aspiraciones, pero al verla entrar por al departamento en un cuarto piso de un edificio viejo en la Narvarte, en donde pensaba ahogar más frustraciones en una botella de Bacardí, mi corazón se estremeció.

Si yo hubiera sido un perrito (y no metafóricamente hablando), ese piso tendría una gran mancha de orina con olor a temor y ansia, de la impresión que me causó el observarla llegar, recordando todos y cada uno de nuestros encuentros a lo largo de los últimos 13 años, que no fueron muchos pero sí muy bochornosos.

Un sudor con olor a cuba comenzó a inundar mis axilas y sienes cuando ella, con su infinita sonrisa, se alegró al verme y me extendió un saludo que casi hace que echara a perder mis pantalones de la suerte, esos Oh pomp! con los que sí me daba. Un beso en la mejilla y un abrazo prolongado que me dio tiempo de desarchivarla de mi mente, fueron suficientes para que yo me volviera a enamorar de su nombre: Alina.

Al igual que en mis años en el CCH Sur y en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, además de esos encuentros que se suscitaron mientras me andaba dando a una de sus amigas, la noche del sábado pasado no le hablé, pues todavía pierdo el sentido en su presencia.

¡Chá!

martes, 16 de octubre de 2012

Días de rock... ¡y los que vienen!

Pu

jueves, 11 de octubre de 2012

El güey más odiado

Como la Marina ya mató a Heriberto Lazcano Lazcano, alias el Lazca, líder del sanguinario Cártel de Los Zetas, y como no se ve para cuándo agarren a Joaquín el Chapo Guzmán, propongo que el nuevo Enemigo público número uno sea Eduardo Santillán Pérez, diputado por el PRD en la Asamblea Legislativa del DF, quien propone prohibir la venta de cerveza en los estadios durante los partidos de futbol.

No había escuchado una propuesta tan estúpida desde que una mensa me planteó la posibilidad de casarnos. El proyecto de reformas a la Ley de Estados pretende que nadie tome chelas durante los segundos tiempos de los encuentros, para garantizar que no haya golpes en las tribunas ni disturbios entre los grupos de animación, como si el alcohol fuera el único culpable de la violencia.

Cabe preguntar es si el perredista ha ido alguna vez a un estadio a ver el pambol, o si nunca tuvo infancia y no se aventó una cáscara callejera con los cuates, o al menos ha jugado el FIFA en el Play Station, porque todo aquel que tenga una vaga noción de lo que es ese deporte sabe que los segundos tiempos son los más emocionantes de los partidos, porque es un juego que se vive a contra reloj, es decir, que para disfrutar de la-intensidad-del-futboleee, diría el Perro Bermúdez, es necesaria una chela.

De aprobarse la iniciativa, que se presentará la próxima semana, Santillán Pérez sería buscado por La Monumental, La Ultra y hasta la Tito-Tepito, para ser sodomizado entre cánticos.

¡Uts!


No, ¡tú eres el Mirrrey!

lunes, 8 de octubre de 2012

Enamoramiento del día

Chica guapa y guitarra, la mejor combinación desde chorizo con papas; dupla más efectiva que Cuauhtémoc Blanco y Luis el Matador Hernández en la delantera de la selección; más letales que Sin Cara y Rey Mysterio en la WWE; y más mejores que Barman y Droguin, interpretados por Víctor Trujillo y Ausencio Cruz en esa película de 1991 que pocos recordamos con cariño.

Jeans deslavados, playera negra y sudadera pandrosa, cabello lacio que enmarca un rostro de ojos grandes y labios finos sobre una nariz breve y graciosa, la versión mexicana de Mila Kunis sostenido una guitarra negra al estilo Johnny Cash se trepó a ese pesero de Pericoapa a Taxqueña, dispuesta a ganarse unas monedas, sin saber que al bajar se llevaría con ella mi corazón... de piedra, dirían The Rolling Stones y Lucía Méndez.

Encantadora estampa musical que se convirtió en adorable, al salirse del catálogo cajonero del transporte público chilango. Callaron Rockdrigo González, Alex Lora, El Haragán y compañía. En vez de esos lugares comunes del rock urbano, sonaron las letras de Jesse y Joy y Ha*Ash, llevándome al Espacio sideral, volando como lo hace Superman (¡ay qué mamón!).

Poderosas canciones pop que el oso evitó que hiciera segunda voz entre todos los pasajeros que, al igual que yo, la veíamos rasgar virtuosamente esas cuerdas, deseando que fueran parte de nuestra anatomía. Breve recital que fue pagado con lo que salió sin pensar de mi bolsillo, sin importar que fuera uno de a cincuenta.

¡Uts!

miércoles, 3 de octubre de 2012

No se olvida, nomás se malinterpreta

Para estar a tono con la fecha, no me bañé (puros pretextos), no me rasuré (pa’ los dos pinches pelos que me salen), me puse mi playera del Ché Guevara (marca Furor, o-ve-o goei), los tenis rotos y me solté la mata (yo sí tengo porque soy bien rocker), para darme un rol por Ciudad Universitaria, que fue mi terruño por los años que intenté estudiar carreras que no terminé, para hacerme presente en la conmemoración de un año más de la matanza de Tlatelolco... y comprar algo de mota.

Concentración en Las Islas (¡sí!), mitin frente a rectoría (¡agüebo!), toma de instalaciones (¡chingón!). Y ahí iba yo presumiendo mi decadencia junto a varios güeyes de mi edad, lo que quiere decir que ni estudiantes eran y que muy probablemente, a diferencia de mí, nada tenían que ver con la universidad.

En esa, una de las varias manifestaciones que se dieron por toda la ciudad para recordar el evento histórico que legitimó todos los movimientos sociales, por más absurdos que éstos sean gracias a la estupidez de un estado represor, se tomó la decisión de apoyar hoy al movimiento #YoSoy132 en la clausura simbólica de Televisa, en repudio a la imposición del viejo gobierno que reprimió a los estudiantes hace casi medio siglo.

¿Qué eso no era hoy?, me pregunté ayer a mimísmo, y mimísmo, que es muy sabio cuando anda bien pinche pacheco, me contestó que no, porque el 2 de octubre no es una sólo una fecha en el calendario, sino una excusa atemporal para hacerla de pedo por lo que sea, aunque sean sindicatos pidiendo privilegios eternos, que no están manchados con la sangre de los jóvenes sesenteros.

¡Ayayay!

sábado, 29 de septiembre de 2012

Salí del cajero ubicado en la esquina de Juárez y Balderas, justo frente a la Alameda, a las 11 de la noche y muy seguro de que nadie intentaría bajarme la lana que acababa de retirar, confiado en que mi silueta nocturna de güey greñudo súper mamado de dos metros de altura ahuyentaría a cualquier rata almizcleraculera de los alrededores.

Ya cuando me enfilaba hacia el Metro, seguro de alcanzar uno de los últimos trenes de la jornada, una voz tras de mí pronunció la frase que nadie quiere escuchar mientras deambula por el Centro casi a medianoche justo el viernes de quincena, que casualmente cae el día 28, cuando los ñeros y chakas salen de sus hoyos a demostrar su devoción por San Judas Tadeo: ya valistes verga morro.

¡Chin! ¡Ya-valió-madres!, me dije a mímismo, mientras dudaba en voltear, sintiendo el filero clavándose justo en donde la espalda comienza a perder su nombre, que por más que yo sea un güey súper mamado de dos metros que se parece al León-O el de los Thundercats (porque soy un gatote), sí me andaba sacando las tripas... y un pedo, por lo pronto.

Afloja cinco varos, me dijo, y en ese momento me regresó el alma al cuerpo, pues de un atraco eso se convirtió en un simple taloneo. Gustoso, saqué la moneda para cumplir la atenta petición y al ver su rostro prieto, de gafas oscuras, pelo decolorado y rapado, con piercings en cada orificio facial, reconocí al Jeringas Barrio Lokote, famoso chaka de Facebook.

Así hasta gusto da ser taloneado.

¡Uts!

viernes, 28 de septiembre de 2012

El Roco y la Simona

La pizza es el único alimento en el mundo que hasta la más mala, está chida. Es decir, uno no le pide demasiado a una rebanada de maza con tomate, queso y algo de carne encima, pues es la combinación perfecta... no por nada hay tanto obeso en el mundo. Pero yo, en mi calidad de catador kamikaze de cuanta porquería me pongan enfrente, incluyendo mujeres, descubrí una por la que sí agarraría a patadas al chef, sin importar que se tratara de un italiano súper mamado de tres metros y medio de estatura o una dulce jovencita de tiernos dedos para moldear la pasta.

Se trata del Rocco & Simona Pizza, un restaurancito ubicado en la calle de Virgilio, en el mero centro de lo más mamón de Polanco, en donde por 300 varos te puedes refinar una de tamaño pequeño que bien te podrías echar en un carrito de esos que se ponen en los paraderos de camiones por 30 lanas y con chesco incluído.

Tiene la pinta del gourmet que acostumbran los lugares caros, pero no la sazón, pues no se nota el sabor del queso ricota o feta, el prosciutto (jamón, pero italiano), la albahaca o el pecorino, que sabe como a salchicha fud con queso oaxaca en una tortilla de harina, pero servido en un plato mamila con florecitas al lado, que ni le puedes echar capsu y valentina, porque ni te dan.

Lo más importante es que reprobó la prueba del día siguiente, ya que al recalentar las sobras la pasta queda dura y se desmorona, y los ingredientes pierden todo el poco sabor que originalmente tuvieron.

¡Provecho!

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Fotografiando a papi

En una galería de arte de esas mamonsonas que hay en Polanco se acaba de inaugurar una exposición fotográfica sobre Fidel Castro. ¡Ay güey! ¿Y yo para qué quiero verle la jeta a ese pinche barbón-dictador-ojete-cerdo-comunista-hijodelachingada?, me pregunté cuando estaba ahí afuerita, en la calle de Seneca, casi esquina con Ejército Nacional, justo frente al centro comercial Antara.

Va a estar su hijo, me dijeron, lo cual me tenía inquieto, por descubrir si se trataba de un clon de esos que los padres cagan, o si era exactamente lo opuesto. Y ahí estaba yo, con mi cara de mírenme-acabé-la-primiaria-y-sé-apreciar-el-arte, viendo los retratos del Comandante en su vida cotidiana, sin el uniforme de militar, con diferentes expresiones faciales, como si fuera remotamente interesante.

El autor era el propio Alejandro Castro Soto del Valle, uno de los hijos más jóvenes de aquel que instalara campos de concentración para homosexuales en la isla durante los setenta, quien debo decir es un extraordinario fotógrafo, porque en las imágenes de La Habana que también se exhiben en la 10/10 hasta parece que está bonita la ciudad, y no la cosa esa en ruinas a la que fui a pescar clamidia hace unos meses.

Ahí viene Alex, oí decir a lo lejos y con decepción vi que se trataba de un gordo grandote y pelón, que en nada se parece al güey cuyo rostro abarrota los muros de la galería, aunque sí traía un traje muy bonito, que ha de costar la vida como de 50 disidentes, ¡fácil!

¡Chá!

martes, 25 de septiembre de 2012

Viva La Merced

El barrio de La Merced amaneció con la noticia de un güey apuñalado en el cruce de Circunvalación y Adolfo Gurrión, durante una fiesta celebrada la madrugada de ayer con motivo de un aniversario más de uno de los lugares más emblemáticos de este pañuelo de gripiento en el que vivimos. Nada más representativo que un güey gateando en un charco de sangre con un fierro clavado en la panza.

Música de huaracha con techno, mariachi al fondo, olor a carnitas de marrano recién matado con todo el sadismo del universo, mezclado con el de la mona que un morrito inhala junto al baño público, que a su vez emana otros tantos aromas de inmundicia cotidiana. Papelitos cuelgan sobre las calles, toneladas de pirotecnia ilegal se alista a explotar y otras más de frituras a mezclarse con galones de salsa picosota. Todo es alegría, por lo menos mientras dure la luz del sol, porque ya de noche nadie responde hachazo con sangre, sea chico o sea grande, tururú.

Ahora hay más motivos para empinarse la botella de thinner completa, pues tras siete años de ausencia y luego de haber sido destrozada en un intento de robo a la iglesia, la imagen de Nuestra Señora de La Merced regresó al retablo de la Rectoría de La Merced, donde miles acudieron a pedirle milagros, ya sea salud, dinero, amor, que no los apañe la tira o que algún familiar salga de la cárcel.

Hasta las pirujotas, el principal activo económico de la zona, estuvieron de oferta: dos por uno en chikitetes y mamelucos.

¡Uts!

lunes, 24 de septiembre de 2012

Wasamamaya Burger

Todo hombre que se respete desea tres simples cosas para ser feliz: 1) Una telesota para ver el futbol, sin importar que sea la final de un mundial o un partido entre el Necaxa y el Toros Neza. 2) Unas cheves bien frías. 3) Comida buena, sabrosa y en cantidades que lo obliguen a desabrocharse el cinturón para dejar salir toda la hombría contenida.

Hay muchos lugares en la ciudad que ofrecen esas cosas, pero sólo uno es líder en esos tres ámbitos y con precios tan asequibles que uno podría ir a comer y cenar todos los días durante los próximos dos meses, que es el tiempo en el que el cuerpo humano reventaría de tanta cerveza, futbol y comida.

Wasamamaya burger sports, ubicado sobre la avenida Cafetales, casi al cruce con la Calzada del Hueso, en Villa Coapa, es un oasis de masculinidad futbolera, al que incluso puede entrar toda la familia sin arruinar el ambiente.

Con las playeras autografiadas por los jugadores de los cuatro principales equipos de futbol en México, además de la Selección Nacional, es el sitio ideal para disfrutar de una noche pambolera entre cuates.

¡Uta! Tiene unas hamburguesas con ingredientes fantásticos que de lo grandes y sabrosas hacen honor a su nombre, pues se llaman como los principales estadios del mundo, desde el Azteca hasta el Santiago Bernabeu. Los tarros de cerveza son una belleza helada y la puerta del baño tiene un autógrafo de Javier Batiz, el que le enseñó a tocar la guitarra a Carlos Santana, ¡ahí nomás!

¡Provecho!

sábado, 15 de septiembre de 2012

Mirrrey en la ALDF

Cada pelo de su canoso bigote estaba milimétricamente cortado y bien peinado, los anteojos resplandecían bajo las luces del recinto y ante los flashazos de los fotógrafos que le disparaban como si fuera alguna clase de Luis Miguel gordito e indigenón, el cabello impecable resplandecía como la plata y ese traje negro con finas líneas grises ya lo quisiera Carlos Slim para ir a tirar rostro un domingo, sin mencionar la corbata dorada que sobresalía de entre el resto de sus compañeros, que optaron por un pálido amarillo, convirtiéndose en una escenografía mediocre de su gloria.

Desde la curul que le tocó, ubicada justo en medio de su bancada, a la izquierda del pleno de sesiones de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Rubén Escamilla Salinas, nuevo diputado local perredista, rindió protesta pese a las indirectas de las diputadas de los otros partidos, quienes lo malmiraban como si trajera una playera de los Pumas en medio de la Barra Monumental en el Estadio Azteca, por la desfachatez de jurar la Constitución después de haber bajado por los chivos a una subalterna a cambio de una plaza de trabajo cuando era jefe delegacional en Tláhuac.

Pero a él le valía madres que lo consideraran una versión mejorada de Charlie Sheen, pues era su momento de gloria, tanto que hasta se dio el lujo de tomar el cargo de asambleísta con el puño izquierdo extendido en lo alto, haciendo ver que cualquier protocolo era poca cosa en comparación con sus poderes sexuales.

¡Uts!

viernes, 14 de septiembre de 2012

En el Hipódromo

¡Agüebo!, me dije a mí mismo, al ver que uno de los caballos se llamaba Punta norte, igual que el centro comercial en el que compré los pantalones que estaba usando. ¡Son señales!, pensé mientras le daba un trago a mi tequila, derecho como los hombres, antes de correr a la taquilla a meterle 20 varotes al cuaco para que llegara en primer lugar, haciéndome ganar un chingo de lana, porque al parecer sólo yo le tenía fe.

Y arrancaron los animales, dejando tras de sí una nube de polvo que me impedía ver el número del que iba a la cabeza, confiando en que éste correspondiera al que traía impreso en mi boletito. Ahí iban, nariz con nariz, debatiéndose la punta en una carrera de cuarto de milla más impresionante que las que se arman sobre Tlalpan los lunes en la madrugada. Yo, gritando como si le hubiera puesto toda mi quincena (casi), descubrí con tristeza que mi pinchi equino culero había metido reversa en la línea de salida, y que trotaba alegremente por la pista en sentido contrario. ¡Yo y mi ropa de outlet!

Chillando como nena, me disponía a marcharme a seguir jugando con el azar en el futbol llanero y el box ranchero, donde sí hay lana, pero en mi camino me topé de frente con Rebecca Jones. Ese rostro de ensueño y esa figura a la que le dediqué tantos homenajes en mi adolescencia mientras veía El alma herida, me hizo recuperar la esperanza con una sonrisa lejana. Lo malo es que esos eran mis últimos 20 varos, que usaría para mi pasaje de regreso.

¡Chá!

jueves, 13 de septiembre de 2012

¡Qué buena pedota!

Cuando tomé conciencia de mí mismo, me encontraba chupando en el Hipódromo con Rafael Acosta Ángeles Juanito, Francisco Solís Peón Pancho Cachondo, Dolores Salomón la Bodoquito, Wanda Seux y un güey que parecía un extraño erizo de mar, gordo y canoso. Lo más bizarro de la situación fue que era yo al que más fotografías le pedían los fans (¿y el mamón no vino?).

Junto a nosotros había una nalga enfundada en un vestido rosa y pintada como puerta de pulquería, a la cual no le hice demasiadas reverencias para no ser el típico baboso que le perrea a una morra que no nomás no va a aflojar, pese a los sugerentes que lucían ese par de glúteos que con un meneo podrían desatar un pleito de cantina en una sala de ópera, pero cuando me enteré que se trataba de América Ramírez, ex novia de Cuauhtémoc Blanco, supe que tendría que ser mía.

Que agarro y que le digo “soy un autor publicado, bésame”, en referencia al cuento descontinuado del Fondo de Cultura Económica que tengo pudriéndose en una bodega, mismo que podría ser el único atractivo para que yo pudiera crear un vínculo con mi ídolo máximo de la vida, a quien denominaría como mi hermanito de leche.

Pero no contaba con que el ex delegado de Iztapalapa era más metiche que el pito y afuerzas quería salir en todas las fotos y clavarse en todas las conversaciones, lo mismo que un bato vestido como grupero homosexual, que yo creo que también se la quería comer, a pesar de su cara de “métanmela, estoy en oferta”.

¡Chá!

viernes, 31 de agosto de 2012

La casa de los abuelos

Los bísquets de Obregón y La casa de Toño tuvieron un hijo durante un arranque de pasión súper puerco (de esos con latigazos y cera caliente en los pezones) y de ahí nació La casa de los abuelos, un restaurancito mamón que además de rico está bien barato, como para invitar a alguien a echar un pozole y pagar sin poner jetas, con propina incluida.

Al buscar como desesperado un lugar donde pudiera cenar churros con chocolate, de esos arranques que le dan a uno cuando se fuma hasta el epazote que crece en las jardineras de Reforma, fui a caer a la calle de Moliere, en Polanco, donde se encuentra aquel amplio catálogo de antojitos con sabor de hogar, tan asequible que hasta se perdona la tardanza de su servicio.

De entrada, es un detallazo que su eslogan sea “panadería de pan”, pues así no hay cabida a las confusiones, nada de que ‘oiga, me da ocho metros de alambre de púas’, porque muy claro dice que lo que venden es pan y no mamadas, porque sí hay por ahí muchas panaderías de mierda y, afortunadamente, ésta no es una de esas.

Además, está ambientada como si fuera una casa como de película de Mauricio Garcés, acá toda sesentera, en la que bien podrían vivir unos abuelos. El pozole está grandote y pocamadre, las flautas tienen harto pollo y no se desarman a la primera mordida, los huevos están con ídem, la salsa rifa con las quesadillas, los postres son una belleza y hasta los desayunos le hacen olvidar a uno que es un crudo eterno, nini y buenoparanada.

¡Provecho!

miércoles, 29 de agosto de 2012

¡Sáquese pinchi vieja!

De esos tantos días en los que me despierto y ¡ah cabrón!, veo acostada a un lado y debajo de mis sábanas con estampado de Batman a una morra dormida, a quien no recuerdo en qué congal levanté anoche ni cómo lo hice, pero agradecido por ello, pues ninguna mujer de ese nivel accedería a contestarme el saludo siquiera.

Un suspiro profundo y voltea su angelical cara para recibir la mañana, antes de abrir esos ojos color miel que con su resplandor opacan el brillo del sol, mientras extiende sus brazos en un estiramiento más erótico que cualquier película del Cinema Golden Choice del sábado a la medianoche, gracias a la acción del aire inflando sus pulmones y destacando sus pechos desnudos debajo de mi playera blanca de Metallica, que no pienso lavar nunca más.

Hola, me dice con una sonrisa más poderosa que el viagra genérico de 120 varos la caja de cuatro pastillas. Le contesto con la mirada incrédula y ya completamente de nalgas, tanto que le pondría casa y coche en ese momento, si supiera dónde dejé mi pantalón con mi cartera.

¿Quieres desayunar?, le ofrezco antes de proponerle matrimonio y ella accede con una mueca entusiasta, ante la que no me queda más que poner mi jeta de “¡ya chingué!”. ¿Un cafecito, jugo de naranja, unos hot cakes con tocino y jamón, pan dulce?, le enumero. Pero ella, con esa ternura de niña que acaba de aflojar el alma, me pide ¡unos huevitos, por favor! ¿Qué? ¿Huevos? ¿Crees que cago dinero o qué? ¡Largo de mi casa, zorra convenenciera!

¡Chá!

jueves, 23 de agosto de 2012

Ahí viene

Espérenla, muy pronto... ¡y perdón de antemano!

Soy bien vagote

Trábalo, trábalo, trábalo. Hazle el quinto con patada y luego lo rematas con un choriuken. Te voy a retar con el Iori loco y te voy a partir tu madre. Iba yo pasando casualmente por el paradero sur de Taxqueña, afuera de la Central Camionera del Sur, cuando escuché a unos morritos haciendo gala de lo aprendido en su primera semana de clases mientras jugaban una maquinita en un minilocal de vicio, junto a otro de películas porno, atrasito de donde salen las combis directas a la deportiva de Xochimilco.

A pesar de que era noche, tenía prisa y andaba yo con mi saquito café como de maestro rural venido a menos, me dieron ganas como de demostrar que todavía soy joven, pese a que yo sí vi porterear en vivo a Jorge Campos y siento gacho cuando alguien me recuerda que veía la telenovela de Clase 406 cuando iba en el CCH. Por eso agarré mi moneda de a cinco varos y le canté el tiro derecho al morro que tenía fascinados a una bola de aficionados a la mona de sabores y a la gomichela con chamoy.

¡Uuuy!, todos empezaron a resoplar, ante el atrevimiento de un desconocido que bien cabría en la definición de “anciano” por retar al que igual y no sabrá resolver una ecuación de primer grado, pero ah cómo madrea gente en la King of fighters, videojuego que yo dejé de jugar cuando salió la edición 1998 en el Súper Nintendo.

Todos los espectadores se preparaban para la mega putiza que me llevaría, pero gracias a mi destreza para manejar al Kyo, el Rugal y la Blue Mary, los dejé cagados y con ganas de ponerse a estudiar.

¡Uts!

martes, 21 de agosto de 2012

¡Ay qué hombre soy!

Palomas (porque los diminutivos son de jotos) con harto limón y medio litro salsa, un jocho sin salchicha (para que no piense mal la gente), un vaso de puros hielos para mascar (porque el refresco calientito es para homosexuales), dos pirujotas a un lado y unas tortas de milanesa con quesillo del puesto de afuera del cine: el combo perfecto para ver Los indestructibles 2.

“Me da dos refrescos”, le pido al monito chaqueto que atiende la dulcería. “¿Familiares?”, me pregunta el morro. “¡No!, son prostitutas, pero tienen sed”, le respondo (Tucutum psss). Empieza la película y a los cinco minutos, Stallone, Schwarzenegger, Van Damme, Willis, Lundgren, Li, Statham, Norris, el negro y el otro ya mataron más gente que en todo el sexenio de Felipe Calderón. Con tantas explosiones, balazos y persecuciones de testosterona pura ¡ya me estaban saliendo pelos hasta en los ojos!

Pudo incomodar a mucha gente, pero era necesario tener sexo adentro de la sala y así lo hice, porque en ese cine ubicado justo adentro del Bazar Pericoapa quién tendría la moral suficiente para reclamarme algo, si esa misma película la estaban vendiendo en versión pirata ahí en los puestos y más cara que el boleto que pagué, y eso que no tengo la tarjeta de descuento del súper cliente mamalón.

¡Uts!

viernes, 10 de agosto de 2012

Soy un teto

...por si alguien no se acordaba del cumpleaños del Hombre Araña

¡Pizza perrona!

Estoy muy triste. Tarárarara. Estoy muy triste. Tarárarara. Estoy muy pinche triste porque falta un chingo pa’ la quincena y yo ya no tengo un varo, triste. Tarárarara. Acompañado de una banda zizitopera, me encontraba yo bluseando bien machín en un tugurio mamón que me encontré en los límites de la Condesa y la Roma, a donde iré a caer de ahora en adelante, cuando tenga la suficiente hambre y paciencia para soportar lo que la perfección culinaria implica.

Parada obligatoria de motociclistas, hogar de hypsters payasones, quesque intelectuales librepensadores y artistas del farol, Pizzas del perro negro, en Parque España esquina con Salamanca, es el lugar por excelencia para escuchar blues en vivo, chuparse unos tragos y degustar unas pizzas tan estúpidamente sabrosas que hasta dan ganas de pagarlas con dinero no falsificado.

Pese a que está lleno de güeyes que se sienten muy nalga y viejas que se las dan de alternativas, con un ambiente cargado de tanta pedantería que hasta te la cobran, no hay sitio mejor para dar el rol entre semana, porque los viernes, sábados y domingos es casi imposible hacerlo por la gran cantidad de pretenciosos que salen de sus propios egos para convivir con el resto de los simples mortales que gustamos de la pasta con harto queso.

¡Salud!

jueves, 9 de agosto de 2012

Sí me alcanza



lunes, 6 de agosto de 2012

El gentleman de Coapa

Nada, nada, nada, nada. ¡Chingadamadre! Sábado de vacaciones de verano. Seis de la tarde. Ese lugar alejado de la mano del Señor en el sur de la ciudad, donde la gente se consuela sabiéndose aún parte de la civilización estando en la frontera con lo rural, llamado Villa Coapa. Estacionamiento de centro comercial atascado y las placas de los automóviles cómodamente estacionados se burlan de mi incapacidad de encontrar un lugar disponible.

¡Ya!, me voy a clavar en uno para discapacitados, porque soy un conductor con capacidades diferentes. Cinco, diez, quince minutos dando vueltas por todo el lugar, subiendo y bajando, vigilando a los que salen de la plaza con bolsas para ver a qué vehículo se suben para poder apañarme ese rincón, por alejado que se encuentre de donde voy a comprar un mísero regalito culero para un cumpleaños. ¡Y nada!

De repente, una luz me indica el camino, es la reversa de un auto que está a punto de largarse. Pero el güey que viene en frente de mí, que también llevaba un rato dando vueltas, que ya se había pasado de frente y que está desesperado, me disputa el lugar impidiéndome ocupar el sitio. Ninguno de los dos puede entrar, por lo que se baja a hacérmela de pedo a punta de mentadas de madre y amenazas de muerte.

– ¿Qué te pasa cabrón? – ¬¬, me preguntó a gritos un señorcito medio pelón al bajarse de su camioneta, que estaba igual de jodida que la mía, pero era roja, para reclamarme el que pretendiera estacionarme en un lugar que decía pertenecerle por derecho divino a él, pese a que tuvo que aventarse el reversazo ñero para evitar que yo me clavara de forma natural.

– ¿Qué me pasa de qué? – respondí inocentemente poniendo mi cara de güey (como si tuviera otra), sorprendido de la violencia de un cabrón que claramente estaba desesperado al no encontrar estacionamiento en Galerías Coapa, ese lugar que se ha de llevar la chingada cuando llegue el día del juicio final.

– ¡No sabes con quién te estás metiendo, pendejo!, me amenazó poniendo jeta de malo al señalarme con su dedo índice y manoteando en el aire, advirtiéndome que me iba a partir mi madre si no me quitaba de su espacio.

Con toda la calma del mundo traté de explicarle que ya se había pasado, que no me iba a mover y que él tampoco sabía con quién se estaba metiendo, aunque no pensara sodomizarlo con su propio pene, pese a ser yo un bato de 1.80 metros de alto, súper mamado, entrenado en las fuerzas especiales del ejército israelí, luchador profesional y capaz de mearlo a varios metros de distancia…

Ya estaban a punto de hacerse los chingadazos con el ruco ese que me reclamaba el lugar que yo pretendía ocupar en el atascado estacionamiento de Galerías Coapa, pese a que mi nivel encabronado de relajación me impidió reaccionar literalmente a vergazos al ver que el tipo golpeó el toldo de mi vehículo, cuando del lado del pasajero de su troca se bajó la esposa.

Al verla, supe que por ser mujer iba a tomar una postura conciliadora y serena, que le iba a decir: “vente gordo, no hagas corajes, el joven te ganó el lugar a la buena, mejor déjalo antes de que se baje y te reviente el hocico usando sólo su dedo pulgar, qué no ves que está muy fuerte y muy guapo y tú eres un pobre estúpido frustrado sexualmente que trata de desquitar su impotencia a lo menso. Ya lo decía mi madre, que además de imbécil y pobre, tenías el pito chico”… ¡Pero no!

La pinche vieja maldita hijadesupinchemadre también se abalanzó hacia mí para exigirme, con tronido de dedos y toda la cosa, que me moviera para que ellos pudieran estacionarse, antes de que su marido me matara a golpes, porque, tal como lo había dicho el susodicho anteriormente, “no sabía con quién me estaba metiendo”. Ante tal amenaza, una vez más mostré mi amplia sonrisa, provocando que ambos se cagaran para adentro.

El güey ese, junto a su esposa y sus dos hijos, estaba dispuesto a bajarme del coche a punta de madrazos, sólo para adueñarse del espacio que yo pretendía ocupar en el estacionamiento de Galerías Coapa. La inminencia de la violencia se presentaba a pesar de la vigilancia policiaca y los sistemas de circuito cerrado. La vi tan cerca, que ya de plano le dije que si me iba a reventar el hocico, me dijera antes su nombre, digo, para despejar esa duda de “tú no sabes con quién te estás metiendo”.

Ya me iba yo a bajar a mearlo, cuando vi que metros más adelante se liberaba otro lugar, que nadie más ocuparía porque nuestro pleito había parado a los demás vehículos detrás de nosotros. Para evitar un derramamiento inútil de sangre, sobre todo la mía, seguí mi camino con una sonrisa en la cara, que el tipo prometió borrar a patadas, porque, una vez más, “no sabía con quién me metía”

Afortunadamente el oficio periodístico me permitió un par de días después saber que quien me iba a matar a cabronazos responde al nombre de Amado Armenta Guerrero, quien tiene una Jeep Patriot roja 2008, placas 706 VXL, que vive en la CTM Culhuacán y no tiene influencia, poder o talento alguno. Es decir, que qué pinche oso me hubiera dado ser madreado por un pobre cabrón cualquiera.

¡Chá!

sábado, 28 de julio de 2012

Furia en Polanco

Por eso mejor no hay que salir de casa... o no hay que nacer!

lunes, 23 de julio de 2012

Adiós maestro Joyner

“¡¿Qué no quieres trabajar güey?!”, me dijo cuando levanté los hombros en señal de indecisión ante la oferta de trabajar con él en la agencia Notimex, luego del cierre del periódico El Centro, donde nos conocimos. Ángel Alfredo Joyner Franco es una persona a la que muchos extrañaremos, no sólo por ser un gran amigo y un excelente ser humano, sino porque fue un maestro al que debimos aprenderle más.

La mañana de este sábado murió uno de los mejores reporteros de este país, una de las plumas más analíticas y talentosas en materia de seguridad y justicia, además de una garganta que podía sobrevivir a los mariachis de Garibaldi hasta las ocho de la mañana del día siguiente.

Gerardo jiménez el Santo fue el que me bautizó como Mario Mentirolas, pero fue Joyner el encargado de difundir ese apodo que me gané por las tantas veces que tuve que recurrir a él para resolver las dudas con las que me topé al comenzar mi carrera como periodista, por lo cual yo y muchos de mis compañeros de profesión le estaremos siempre agradecidos, pues también como profesor universitario formó a varios de los que ahora nos ganamos y nos jugamos la vida en la noticia.

Hoy lamento no haber podido aprender más de un hombre al que el periodismo mexicano no olvidará, porque en vida fue una reata.

¡Adiós amigo!

domingo, 22 de julio de 2012

jueves, 19 de julio de 2012

Regatón proscrito

Como en los tiempos del regente Ernesto Uruchurtu y el jefe policiaco Arturo el Negro Durazo, los jóvenes en esta ciudad son perseguidos por su aspecto. Ya no es la melena larga y el rock como era en los setentas, ahora el jefe de gobierno Marcelo Ebrard y el superintendente Manuel Mondragón van contra los malditos reguetoneros, esa sub especie de homo sapiens de ceja depilada y peinado ridículo, que gusta de andar en motoneta y del baile fornicador. ¡Agüebo! ¡Viva Luis Echeverría, putos!

El domingo en la tarde, una bola de tiras apañó a más de un centenar de chacas en la plaza Reforma 222, y se los trepó a las guaguas para ficharlos previa calentadita de tehuacanazo y toques en los huevos. Sólo faltó que los refundieran en Lecumberri para que la estampa estuviera completa y se completara el regreso al priísmo represor y malaonda.

Inmediatamente después, comenzaron las protestas contra el autoritarismo y la ilegalidad gubernamental. Chillaron padres de familia y organizaciones de derechos humanos por las aprehensiones, sin tomar en cuenta que momentos antes esos chavos habían abaratado y saqueado a la banda, nomás porque les cancelaron un toquín de regatón. Lo cual hace menos pior el acto, aunque no estaría de más que hubiera menos ñeros en las calles.

La convocatoria fue lanzada en Facebook por Diego Armando Hernández y Omar Sánchez, dos adolescentes chaqueteros que planeaban realizar una fiesta en un local que antes fue un bar en la colonia Roma, a la que llegaron 600 chacas dispuestos a perrear hasta que se acabara el mundo o la mona de sabores, lo que ocurriera primero.

La Procuraduría de Justicia del Distrito Federal dio a conocer que de las 226 personas detenidas, sólo dos adultos y seis menores de edad serían consignados al Reclusorio Oriente y al Tribilín por los hechos, acusados del delito de robo agravado calificado en pandilla, con la posibilidad de que todavía se les imputen otras conductas delictivas como daño en propiedad ajena, lesiones y lo que resulte.

Pese a que la mayoría de los implicados ya salió libre de toda culpa, aún hay un delito por el cual deberían pagar todos ellos. Y es que no es posible que en esta ciudad un grupo de ñeros, con toda impunidad y a plena luz del día, se pueda juntar a escuchar regatón. O sea, ¡no mames! ¿Qué sigue? ¿Matrimonios gays? ¿Despenalización del aborto? ¿Voto femenino?

¡Chá!

lunes, 9 de julio de 2012

¿No que muy guerreros?

De alguna forma, a las brillantes y conscientes mentes que integran el movimiento #YoSoy132 se les hizo buenaonda terminar su manifestación anti Peña Nieto en la boda de Eugenio Derbez, que por ser de Televisa también tendría algo que ver en el supuesto fraude que le cometieron a su papá Andrés Manuel López Obrador.

Pero ya entrados en el desmadre, además de las consignas de siempre, muchos de ellos aprovecharon la estancia para sacar fotos de sus artistas favoritos, demostrando así que, aunque se dicen muy pensantes, muy librepensadores y disidentes, también ven las telenovelas del Canal 2.

Otros tantos, los más jijosdelachingada, contribuyeron a la causa torteándose a las celebridades que desfilaron hacia la puerta del Claustro de Sor Juana, donde se llevó a cabo el festejo. Pobres invitadas, cuando una bola de ñeros las hizo sentir como en el Metro Pino Suárez a las seis de la tarde, con todo y albures y agarrones de chichi con apretón de pezón.

Acto seguido, se armaron los chingazos y los proyectiles hacia la prensa y el personal de seguridad de la televisora, porque así es la revolución y ni modo. Lo malo fue que cuando llegaron los granaderos, los activistas jugaron su carta de víctimas para escudarse en la palabra “represión”, remarcando el hecho de que sólo ellos tienen el derecho de portarse como mandriles de culo colorado.

¡Putitos!

domingo, 8 de julio de 2012

Bienvenidos al Mirrreynato

Los pejistas van por ahí impugnando elecciones, denunciando compra de votos, maiceos e irregularidades, escudados en una superioridad moral que sólo existe en su cabeza, en donde radica la idea que aquellos que votaron por Andrés Manuel López Obrador son automáticamente personas inteligentes, conscientes de la necesidad de un cambio, valientes y honestas, mientras que aquellos que lo hicieron por otros candidatos, especialmente por Enrique Peña Nieto, fue porque desean un México corrupto, fue porque son poco menos que estúpidos e inconscientes, conformistas y agachones, a quienes pudieron manipular a cambio de una despensa, una playera o un pepsilindro (jajaja).

Es un hecho casi irrefutable que el PRI repartió tarjetas de despensa a cambio de votos el domingo pasado, pero ¿qué le hace pensar al tabasqueño que esos votos que se compraron iban a ser para él? Yo, por ejemplo, tengo que confesar que voté por L(i)ópez sólo porque una nalguita prometió que me las daría si sufragaba a favor del PRD, lo cual hice y disfruté como el marrano que soy (con un orgasmo de media hora).

Es decir, que hubo cosas turbias en todos los bandos y que no todos los que votaron por AMLO lo hicieron conscientemente, así como ha de haber gente pensante que tachó el logo tricolor.

¡Chá!

jueves, 5 de julio de 2012

Ni con Clarasol

El domingo salí muy temprano, todo entusiasmado a ejercer mi derecho a elegir al baboso(a) que me va a gobernar los próximos seis años, acompañado de Bruce, mi rottweiler asesino de seis meses de edad, para defender mi voto de cualquier intento de fraude o, peor aún, de descalificación por parte de algún necio que no quiera aceptar el resultado, sin saber que ese acto ciudadano me iba a marcar de por vida.

Y no por el hecho de haber dado la foto de mi boleta tachada por cierto candidato a cambio de sexo fácil, sino porque la pinche tinta que usaron para marcar mi dedo pulgar no se quita con nada, a pesar de que ya pasaron cinco días desde que fue usada para evitar que tratara de hacer chanchullo.

El agua y el jabón, por más que tallé, le hacen a la mancha lo mismo que los alumnos de la Ibero a Enrique Peña Nieto. El cloro nomás deja apestoso mi dedo y ni echándole thinner se quita esa madre. Los alumnos del poli que la inventaron deberían estar orgullosos de su creación, pues ni con meados de gato, que son más agresivos que la sangre del Alien, logro borrar el rastro de la democracia.

Lo siguiente será sopletearme la mano, para ver si haciendo crecer piel nueva puedo olvidar que taché el nombre de Andrés Manuel López Obrador sólo por una noche de pasión.

¡Chá!

jueves, 28 de junio de 2012

El poder del sexo

No fue la crisis de recolección de basura, las obras irregulares, la nula productividad del campo por falta de apoyo, la repentina invasión de prostitutas y travestis en las calles, tampoco fue la mala planeación de las fiestas patronales, el aumento de la delincuencia, el ambulantaje o las altas tasas de impunidad. Lo único que pudo tumbar a Rubén Escamilla, candidato a diputado y delegado con licencia en Tláhuac, fue una mamada.

Tras la difusión de un video en el que una empleada le practica sexo oral en su oficina, con Tarzan boy del grupo Baltimora sonando al fondo en un radio sintonizado en Universal stereo, a cambio de una plaza de trabajo en la administración delegacional, el ex funcionario (a quien yo le noto un parecido extraordinario con el personaje del Washanwer que hacía Eduardo Manzano el Polivoz) ya fue separado de la campaña para que se aclare el hecho y no desprestigie más a los perredistas (¡como si eso se pudiera!).

Aquí lo indignante no es que un servidor público trafique sus influencias a cambio de unos chivotes, eso lo hace cualquiera. Lo que debería enfurecer al electorado es que un baboso sólo sea reprendido tras la vergüenza, y no por resultar un inepto para desempeñar el trabajo que le fue conferido mediante el voto popular.



¡Revolución sexual!

Mientras un centenar de trabajadores se juegan la vida en las alturas montando las estructuras que sostendrán el techo bajo el que se celebrará la Feria de San Pedro Tláhuac 2012, a realizarse el próximo 29 de junio, un centenar de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del DF mantiene una valla humana alrededor del edificio delegacional, ante las protestas que se han suscitado en contra Escamilla, quien ahora está convertido en estrella porno.

Pese al ambiente de fiesta, con petardos tronando en el cielo al ritmo de la tambora, el olor a pan horneado y el colorido de los juegos mecánicos de pueblo, con la voz al fondo de la grabación que anuncia a la niña que se convirtió en reptil por desobedecer a su mamá, durante toda la semana una horda de inconformes lugareños ha exigido, con toda razón, cuentas a la actual administración, cuyo mayor mérito recae en la casualidad de que el nuevo Metro va a llegar hasta allá.

El escenario para el gobierno local perredista es tan oscuro que sería una sorpresa que no ganara Arminda Calzada, aspirante panista a delegada, quien era la directora de mi secundaria y, según recuerdo, estaba bien sabrosa.



¿Yo?
Con un vaso de esquites con chorizo y harta mayonesa en la mano, me disponía a recabar más datos sobre el porno-video-puerco-escándalo, pues entre los lugareños se manejan versiones acerca de sus perversiones, que hacen ver a Calígula y a Charlie Sheen como un par de monaguillos persignados y miedosos.
Tan sólo en el pesero en el que arribé a la demarcación, cuyo viaje duró casi dos horas desde la estación del Metro más cercana debido a las obras de la Línea 12, el chofer y el cacharpo venían hablando del hecho que ha conmocionado a la localidad. De acuerdo con su conversación, el ex aspirante a diputado y erotómano acostumbraba a armar unas horchatas bien espesas en su oficina, que le gustaba con animales y que todos los empleados de limpieza habían pasado por sus armas.

Al bajar de la pesera sólo pude pensar “¡agüebo!, de aquí soy, tengo garantizado el Pulitzer” al estar frente a una gran historia de sexo y poder, pero hasta ahora no he podido corroborar nada.

¡Seguiremos informando!

lunes, 25 de junio de 2012

Secreto teatral

No sé cómo pasó, pero al tomar conciencia de mí mismo, me encontraba chupando con José Luis Cordero, mejor conocido como Pocholo, personaje que se hiciera famoso gracias a la serie de Papá soltero (si usted lo recuerda, es porque es un maldito anciano).

Recargado de espaldas en una pared en la que seguramente no debía apoyar la planta de mi zapato, a juzgar por el mural de David Alfaro Siqueiros plasmado en él, observaba con mi vaso de mezcal con chesco de toronja en la mano la forma más rápida de bajarle la morra de caderas generosas a aquel que en la ficción fuera el portero del edificio de César Costa. ¡Ay güey!

Justo cuando iba a tirarle mi frase aflojatodo, una mirada de atrajo del otro lado del vestíbulo, con un magnetismo casi gravitacional, que no pude evitar dejarme conducir por ese par de luceros color miel, que desparramaban dulzura al punto del diabetismo, que eran sus ojos.

No sé si eran los 14 tragos de neutle y tlapehue que ya traía entre pecho, espalda y madre, pero me cautivó esa geometría animal, que ahora sé que responde al nombre de Estefanía Villarreal, a quien antes sólo ubicaba con el indicativo de La gorda de Rebelde.

¡Qué buenas son las pedas en los estrenos teatrales! Con razón tan buenas salen las reseñas.

¡Salud!

miércoles, 20 de junio de 2012

Gerontofilia perredista

Cada vez estoy más convencido de que Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal, tiene alguna fijación o perversión con los viejitos. Llámese gerontofilia o rucomanía, pero el hecho de bautizar a los trenes de la Línea 12 del Metro con los nombres de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Rosario Ibarra de Piedra y ahora Elena Poniatowska, sólo denota sus ganas reprimidas de montársele a alguno de esos personajes de la política mexicana.

De otra forma, no se explicaría por qué ese ánimo de ponerle sus nombres a los trenes de la nueva. ¿Qué sentido tiene? ¿Hacerles un homenaje? ¡No creo!, pues esas tres personas no utilizan el Metro, ya que los tres son archi-requete-recotra-putri-millonarios. O sea, la anciana de Poniatowska viaja en un cochesote con chofer y vive en una privada muy lujosa al sur de la ciudad. Mientras que la otra, todavía más arcaica, es senadora y se embolsa más de 100 mil lanas al mes, sin contar con los gastos de sus lacayos, que los tiene por montones, cortesía de usted, querido contribuyente.

Y el don, bueno, ese es como el Yoda de los perredistas, así que debe tener una bóveda llena de centenarios (su edad) en la que nada como Rico McPato, así que no creo que algún día vea su nombre grabado al frente de la cabina del operador del tren, mientras espera en el andén a que llegue el transporte que lo llevará a San Lorenzo Tezonco.

El próximo homenajeado será el doctor Mario Molina, el mexicano ganador del Premio Nobel de química, que también está, como diría Bob Dylan, tocando las puertas del cielo, y ha de tener el resto de lana, aunque ese sí, con muchos más méritos que los antes mencionados.

¡Chá!

miércoles, 13 de junio de 2012

Ruffo Sáizar

De esos días en los que ya ni rascarse los testículos resulta productivo o remotamente placentero, en los que lo más entretenido en la televisión es el infomercial del Happy chomp y los cuchillos Ginsu, de esas veces que la tela del sillón se adhiere como velcro a la piel de las nalgas y la creatividad no alcanza ni para piratearse un tuit de alguien gracioso y hacerlo pasar como propio, se me ocurrió algo para matar el tiempo.

Derivado de algún comentario que escuché nomeacuerdo dónde, me puse a buscar fotografías hacer un comparativo virtual entre Consuelo Sáizar, directora del Consejo Nacional para la Costura en las Tardes (Conaculta), y Rufo, el conductor de deportes de Milenio Televisión (La Afición), con el que comprobé que son igualitos y comencé a sospechar que en realidad se trata del mismo güey.

Para continuar con el ocio improductivo, procedí a publicar la imagen en Twitter y Facebook, con el único fin de que alguien la viera y dijera “ah qué cagado” y ya. Sin embargo, segundos después de subirla, la mismísima meramera de Conaculta vio la foto y en tono sarcástico me mandó un saludo, cosa que me hizo zurrarme en los calzones y salir corriendo en pánico, pues al parecer la ruca no tiene nada que hacer y nomás está al pendiente de ver quién habla de ella.

¡Chá!

martes, 12 de junio de 2012

Tribal Manterola

Tejana de terciopelo, lente oscuro, camisa a cuadros fajada en el cinto piteado, cuya hebilla es más grande que las posibilidades de Andrés Manuel López Obrador de ganar la Presidencia, pantalón vaquero y unas botas con un pico de medio metro de largo que podrían picarme un ojo de una patada. Todo listo estaba para irme a ver a 3Ball Mty (se lee “Tribal Monterrey”) al Zócalo, en donde le iban a abrir el concierto a Justin Bieber.

Y ahí iba yo, tirando rostro junto a mi valedor, el Panchito Nolasco, con quien formo el dúo Chiquitete y Mameluco (yo soy el segundo), sensación de la huaracha tribal (antes cantábamos reggaetón), por las calles del Centro Histórico, entre cientos de adolescentes de gorrita morada y cuerpo en desarrollo, quienes nos veían con asombro pasar, abriéndonos paso ante el miedo de perder la virginidad accidentalmente con la punta de nuestro calzado.

Así llegamos al crepúsculo frente al escenario y al ritmo de Tu carita comenzamos con el baile, cuya coordinación merecería el oro olímpico, pues la condición física que se requiere para no matar a nadie con las botas mientras se ejecutan los pasos es tanta, que varios se han dislocado los testículos al intentarlo. Al final, triunfamos más entre las morritas que el jotolón canadiense ese.



Al despertar, una tanga color rosa con estampado de Pokemón se encontraba en la cabecera de mi cama, en donde figuraba también un relojito blanco de Hello Kitty, unas llaves con llavero de Los padrinos mágicos, además de un coqueto sostén con un Mickey Mouse bordado en una de las copas y una blusa amarilla en la que apenas y cabía uno de mis brazos, sin mencionar el par de gorras moradas tiradas en el piso, entre docenas de preservativos sin envoltura.

¡Oh no! ¿Qué hice?, exclamé bañado en sudor frío por el pánico, al recordar que la noche anterior estuve bailando tribal en el concierto gratuito de Justin Bieber en el Zócalo, entre cientos de jóvenes adolescentes a las que apantallé con mis pasos de botas picudas y gafas farolonas, incluso cuando el jotolón canadiense ese ya se encontraba cantando, luego de que el grupo 3Ball Mty prendió la noche.

Con mis maletas listas para irme a Brasil o alguno de esos paraísos que no tienen tratado de extradición con México, le hablé a mi inseparable compañero de aventuras y perra explotable, el Panchito Nolasco, con quien formo el dueto tribal Chiquitete y Mameluco (antes cantábamos regatón), para confirmar lo ocurrido y resulta que nel, que me metí unos un thinneres bien zulfurosos y me dediqué a levantar del suelo todo lo que las escuinclas aventaron, para impregnar las prendas y de ahí monear.

¡Chá!

domingo, 10 de junio de 2012

Víctor Hugo Romo es racista

Deambulando por las calles de Polanco andaba yo, siguiendo el compás que marcaba un par de músculos gluteales frente a mí, que lucían toda su redondez debajo de un vestido vaporoso, ideal para estos días de calor, cuando repentinamente su portadora fue interceptada en una de las aceras de Horacio por un grupo de jóvenes uniformados con una playera con el nombre de Víctor Hugo Romo, candidato a jefe delegacional en Miguel Hidalgo, en el frente.

Los interruptores de mi placer voyerista le ofrecieron un panfleto con las propuestas del perredista, mismas que la culona mandó elegantemente a volar con un desplante de su castaña cabellera, demostrando así que, como diría Ximena de la Macorra, ella es gente bien de toda la vida y no va a votar por un esbirro cualquiera de René Bejarano.

“Uy, ya me van a chingar a mí”, pensé al verlos continuar su marcha en dirección mía, pensando que me tirarían el mismo choro proselitista-porno. Pero no, pasaron de frente los muy hijosdesupinchemadre, como si por mi pinta supieran que no vivo en Polanco, sólo por parecer egresado de la Normal rural de Ayotzinapa. Al final, ya no seguí acosando a la morra y me quedé ahí ofendido porque un pinchi perredista con cara de nopal me descriminó.

Lo bueno es que a unas cuadras estaba la Conapred.

¡Chá!

lunes, 28 de mayo de 2012

Es por amooor

Es por amor, como dice la canción del grupo Git (chale, ¡qué anciano estoy!), que uno sale a la calle todos los días dispuesto a enfrentar al mundo, a repartir pesos a los limpiaparabrisas de cada semáforo, mentadas a quienes entorpecen el tráfico por las mañanas, reproches a los que malplanean las obras públicas, miedo a los que viven para hacer daño al prójimo, tolerancia a las secreciones corporales del de junto cuando se viaja en Metro en hora pico, valor a las inclemencias del tiempo y coraje al trabajo malpagado de esta ciudad.

La vida se podría definir como una lucha eterna entre el amor y la muerte, porque aunque sepamos que invariablemente siempre ganará la muerte, debemos apostarle todo al amor (¿de dónde me robé eso?). Sólo así se puede sobrevivir todos los días, volteando a ver a cualquier otro lado que no sea nuestra propia miseria.

Sin embargo, como diría el compositor Manuel Alejandro, en voz de José José (antes de que la voz del Príncipe fuera consumida por el Don Pedro): “porque el tiempo tiene grietas, porque grietas tiene el alma, porque nada es para siempre y hasta la belleza cansa. ¡El amor…!”

viernes, 25 de mayo de 2012

956

Tuve que esperar a que la puerta de la casa se cerrara tras de mí, porque qué oso me da llorar en el pesero.


¡Sírveme otra Armando!, pedí con el vaso en la mano extendida, mientras el cantinero observaba cómo mis lágrimas se confundían con las gotitas de mezcal que se habían derramado en la barra a lo largo de las últimas rondas, que se prolongaron hasta que la cortina del bar se cerró para que pudiera envenenarme a gusto y cumplir con la Ley de establecimientos mercantiles al mismo tiempo.

“Estoy cansado de estar solo. Aún tengo un poco de amor para dar. ¿Podrías hacer como si de veras te importara?”, cantaba la voz de seda de Roy Orbison, acompañada de Jeff Lynne, Bob Dylan y Tom Petty, en un viejo video de los Traveling Wilburys sonando en la pantalla de un toda-vía-más viejo televisor sintonizado en el canal VH1 en una de las paredes. El último madrazo recorría mi garganta, tan anestesiada ya que no necesitaba del sabor del limón para aminorar el patetismo.

Mis ojos en blanco se secaron de tanto olvidar. Armando aprovechó el lapsus para recoger las llaves del Mustang rojo estacionado en la banqueta, para evitar que al salir lo estrellara contra la parada del Metrobús Jardín Pushkin. No fuera a perder a uno de los clientes más fieles que tiene el bar La giralda, donde paso las noches convenciéndome a mí mismo de que vale la pena morir de amor.
¡Salud!