lunes, 24 de mayo de 2010

¡Twitten a su madre!

Lo dije una vez y lo repito: Twitter es una mamada.

El otro día estaba llorando mis penas en Reforma a medianoche, bien pedo y cansado, recordando a mi amigo Leonardo, a quien esa misma tarde habíamos cremado en un panteón allá por Tacuba, cuando me llegó una llamada avisándome que, según fuentes al interior de la PGR, Diego Fernández de Cevallos aparecería el jueves 20 de mayo, una vez que Felipe Calderón terminara su gira por España y Estados Unidos.

Como el imbécil subnormal que soy, agarré mi teléfono y lo “tuitié”, provocando una que otra reacción en la red, sumándome así a la cadena de rumores y falsos hechos que se dan por ciertos y que han convertido al caso de la desaparición del “Jefe Diego” en la cosa más chaqueta en cuanto a procuración de justicia, sólo por debajo del tema Paulette.

El jueves pasado, ese mismo jueves del chisme anterior, en la noche comenzó a circular el rumor de que habían encontrado el cuerpo del ex senador allá por Puebla. 20 minutos después, se difundió una foto en la que se le veía madreado, encuerado y vendado de los ojos. No se sabía si era él o si estaba vivo, pero por cuestiones de política editorial, ningún medio de comunicación le hizo eco a lo que ya circulaba por Facebook y Twitter, salvo Milenio Televisión que al darle juego a un “borrego” nomás terminó haciendo el oso, porque las redes sociales NO SON UNA FUENTE.

Hay gente que no lo cree así, como es el caso de mi jefe de noticias, Omar Sánchez de Tagle (otro enfermo del twitter), que llamó a la redacción para decirme que no la “tuiteara”. La verdad es que yo no pensaba hacerlo porque, para empezar, estaba muy pendiente de los portales de internet, de los noticieros en la televisión y de lo que se dijera en el radio (que sí son medios establecidos, no confiables, pero sí formales), para así entrar al aire con eso que hasta ese instante era una mamadota del photoshop.

No pasó nada, porque si uno hiciera caso a las babosadas que circulan por ahí, ya hubiéramos matado como 15 veces al presidente y sacado del closet a medio mundo, además de que no me llamaría a mí mismo periodista (que desde hace un chingo de tiempo no lo soy, últimamente ya no escribo ni mi nombre).

Después, el viernes pasado andaba como siempre en la pendeja por la estación, cuando uno de mis compañeros saltó de su silla pregonando que la familia Fernández de Cevallos acababa de emitir un comunicado para pedirle a los medios y a las autoridades que no se metiera en la investigación sobre el posible secuestro. Este güey lo había visto en Twitter y lo daba como un hecho verídico, incluso sin haber visto el texto oficial o la publicación en alguna otra parte que no fuera una red social, cosa que sucedió después. Lo cual sólo refleja el nivel de credibilidad otorgada a un sitio creado para poner pendejaditas, por encima de la página del periódico El Universal, Reforma, Excelsior, o cualquier otro medio. Lamentable en verdad.

El punto aquí es señalar el peligro que representa un sitio en internet cuyo único fin es socializar, al ser utilizado como fuente confiable de información. Podría funcionar como alerta en casos de notas de última hora, eso sí, pero la gente que se dice profesional de la noticia ya da por hecho todo lo que esos 140 caracteres informen o desinformen, lo cual va en contra del oficio mismo del periodista, ignorando la regla fundamental de todo reportero: siempre hay que corroborar la información. Aquí es donde entra la máxima de la doctora Rossana Fuentes Berain (una de mis mentoras de la vida): “si tu mamá te dice que te quiere, no le creas, compruébalo”.

Por eso mis estimados tuiteros, chinguen a su madre.

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