domingo, 16 de mayo de 2010

Leonardo Hernández

(1983 - 2010)


Cuando conocí a Leo, me dije a mí mismo: “mimismo, este güey sí está guapo”. Él era nuestro Tom Cruise región cuatro (le daba un aire muy lejano, pero se parecía más al hijo de Joan Sebastian), era el que jalaba las buenas viejas en la escuela, el que contaba los chistes, el que iniciaba el desmadre y de quien se tienen los recuerdos más cagados.

Haciendo memoria, este cabrón lo único que dejó en mi vida fueron puros buenos recuerdos. Incluso cuando andaba en sus momentos más castrozos, yo lo disfrutaba plenamente. En este instante, sólo puedo hacer una lista de todo lo que le envidié al hijo pródigo de Huatusco, Veracruz.

Por las salchichas con chipocle, por el chiste del león, por las rolas del verano, por el pezón rosado, por la leche a la ratita, por la préstame, por las cuentas pagadas, por los goles anotados, por las noches de karaoke, por los partidos del mundial, por la orina que se bebió el Marco, por las manos tramposas en el póker, por el pueblo que huele feo, por todo eso que nos dejaste, muchas gracias.

Crecimos contigo, vivimos contigo, disfrutamos contigo, sufrimos contigo y en parte, morimos contigo... ¡y creo que una vez hasta dormimos juntos!



Q.E.P.D.

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