lunes, 4 de febrero de 2008

Superbowl mis aguacates

La predicción bíblica se cumplió a la perfección, David venció al invicto e invencible Goliath. Los Gigantes de Nueva York terminaron con la marca perfecta de los Patriotas de Nueva Inglaterra a base de coraje, arrojo y un poco de buena suerte para adjudicarse el título de campeones en el Superbowl XLII... ¡'Uta y yo sin tubos!


La verdad es que a nadie le importa el futbol americano, y no lo digo yo, lo dicen las estadísticas y los ratings en la televisión mexicana que no sobrepasan unos cuantos y escasos puntos de audiencia. Pero ¿por qué tanto interés entonces?
El desmadre está así: La gente que ve el americano es un público muy bien identificado, gente con varo, mayormente hombres, chupadores y que gustan de cierto tipo de preductos. Por eso los comerciales fueron casi todos de chelas, automóviles, servicios considerados "de lujo" y tecnología. En México, por ejemplo, Sky aprovechó el partido para lanzar su servicio de televisión de prepago, y por otro lado Telcel anunció la entrada de la banda ancha G3 a su red telefónica, porque saben perfectamente que esos güeyes van a ir inmediatamente a comprar cosas.
También es cierto que el superbowl se ve en bola. Ayer por ejemplo, en casa del Paco habíamos como 15 viendo la tele, hasta yo que el futbol americano me viene valiendo gorro fui. Llegué y lo primero que ví fue a un güey acá bien mamey sentado en el sillón impaciente por el inicio de las hostilidades, obviamente con cara y cuerpo de jugador de americano, por lo que me guardé el comentario de que el americano es para homosexuales porque la verdad no quería que ese vato me la hiciera de pedo y me viera en la penosa necesidad de partirle su madre. Luego llegaron otros güeyes también en la misma actitud junto a unas nalgonas que por ahí andaban, y ahora resulta que ya todos juegan o jugaron americano en la escuela ¡chá!
Cuando empezó el partido y durante la mayor parte de la transmisión nadie ponía atención al juego. El futbol americano está hecho como compañia en las pedas, porque mientras en la pantalla se desarrollan las acciones, todos al rededor chupan (Casualmente unas Modelos, que eran las que se anunciaban en los comerciales, que por cierto son muchos). Otros más platican de otras cosas, y alguno que otro mejor se puso a hablar por teléfono. Hubo un momento en que alguén preguntó "¿quién es ese güey que tanto toman a cuadro?", sin saber que era Payton Manning, quarterback de los Potros de Indianapolis y hermano de Eli Manning, quarterback de los Gigantes de Nueva York y quien estaba jugando en eso momento... así de fans eran.
No fue hasta el final del cuarto cuarto que todos pusieron atención y ahora sí "no que yo le voy a los Gigantes", "nel que yo soy bien patriota", entre gritos y suspiros que arrojaban las jugadas más interesantes del encuentro. Pero al final el superbowl es el más intrascendente y efímero de los eventos deportivos en México por el simple hecho de no haber una identificación o un lazo sentimental con el aficionado. El superbowl es (y qué bueno) un mero pretexto para el desmadre.

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