miércoles, 19 de diciembre de 2012

Hamburguesas pretenciosas

Inspirado por el Concierto 121212, en el que participaron Bruce Springsteen, Paul McCartney, Dave Grohl, Alicia Keys, Roger Waters, Kanye West, Jay-Z, The Rolling Stones y The Who, a favor de las víctimas del huracán Sandy en la costa este de Estados Unidos, me lancé al cruce de la calles Oscar Wilde y Virgilio, en lo más mamalón de Polanco, a rifarme unas hamburguesas cardiacas y diabéticas, pero muy ricardas, para celebrar la grandeza del rock.

Butcher & sons, que en cristiano sería algo así como el Carnicero y su prole, es un restaurante de hamburguesas que tiene como característica principal que cada una de ellas rinde tributo a una gran estrella del rock. Hay una que se llama Dylan, que es de pollo con aderezo buttermilk (sepalamadre qué es eso); otra que es la Morrison, que es de cordero con yogurt (y así sabe); la Marley, que es vegetariana y nomás le falta la mota; además de la Bowie, que es de res con tocino y un chile poblano (como le gustaban al maestro).

Son pequeñas de diámetro, pero la carne tiene el grosor suficiente para tapar y colapsar el corazón de un maratonista, además de traer ingredientes exóticos que hacen que no se comparen en nada con las del carrito de la esquina. Eso sí, son tan caras como sabrosas las cabronas, sin mencionar el hecho de que las papas y los chescos te los cobran por separado. Aparte, no está mal visto que te las comas con cubiertos, porque difícilmente alcanza la boca para darle un bocado entero.

¡Provecho!

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