jueves, 13 de septiembre de 2012

¡Qué buena pedota!

Cuando tomé conciencia de mí mismo, me encontraba chupando en el Hipódromo con Rafael Acosta Ángeles Juanito, Francisco Solís Peón Pancho Cachondo, Dolores Salomón la Bodoquito, Wanda Seux y un güey que parecía un extraño erizo de mar, gordo y canoso. Lo más bizarro de la situación fue que era yo al que más fotografías le pedían los fans (¿y el mamón no vino?).

Junto a nosotros había una nalga enfundada en un vestido rosa y pintada como puerta de pulquería, a la cual no le hice demasiadas reverencias para no ser el típico baboso que le perrea a una morra que no nomás no va a aflojar, pese a los sugerentes que lucían ese par de glúteos que con un meneo podrían desatar un pleito de cantina en una sala de ópera, pero cuando me enteré que se trataba de América Ramírez, ex novia de Cuauhtémoc Blanco, supe que tendría que ser mía.

Que agarro y que le digo “soy un autor publicado, bésame”, en referencia al cuento descontinuado del Fondo de Cultura Económica que tengo pudriéndose en una bodega, mismo que podría ser el único atractivo para que yo pudiera crear un vínculo con mi ídolo máximo de la vida, a quien denominaría como mi hermanito de leche.

Pero no contaba con que el ex delegado de Iztapalapa era más metiche que el pito y afuerzas quería salir en todas las fotos y clavarse en todas las conversaciones, lo mismo que un bato vestido como grupero homosexual, que yo creo que también se la quería comer, a pesar de su cara de “métanmela, estoy en oferta”.

¡Chá!

No hay comentarios.: