miércoles, 26 de septiembre de 2012

Fotografiando a papi

En una galería de arte de esas mamonsonas que hay en Polanco se acaba de inaugurar una exposición fotográfica sobre Fidel Castro. ¡Ay güey! ¿Y yo para qué quiero verle la jeta a ese pinche barbón-dictador-ojete-cerdo-comunista-hijodelachingada?, me pregunté cuando estaba ahí afuerita, en la calle de Seneca, casi esquina con Ejército Nacional, justo frente al centro comercial Antara.

Va a estar su hijo, me dijeron, lo cual me tenía inquieto, por descubrir si se trataba de un clon de esos que los padres cagan, o si era exactamente lo opuesto. Y ahí estaba yo, con mi cara de mírenme-acabé-la-primiaria-y-sé-apreciar-el-arte, viendo los retratos del Comandante en su vida cotidiana, sin el uniforme de militar, con diferentes expresiones faciales, como si fuera remotamente interesante.

El autor era el propio Alejandro Castro Soto del Valle, uno de los hijos más jóvenes de aquel que instalara campos de concentración para homosexuales en la isla durante los setenta, quien debo decir es un extraordinario fotógrafo, porque en las imágenes de La Habana que también se exhiben en la 10/10 hasta parece que está bonita la ciudad, y no la cosa esa en ruinas a la que fui a pescar clamidia hace unos meses.

Ahí viene Alex, oí decir a lo lejos y con decepción vi que se trataba de un gordo grandote y pelón, que en nada se parece al güey cuyo rostro abarrota los muros de la galería, aunque sí traía un traje muy bonito, que ha de costar la vida como de 50 disidentes, ¡fácil!

¡Chá!

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