martes, 25 de septiembre de 2012

Viva La Merced

El barrio de La Merced amaneció con la noticia de un güey apuñalado en el cruce de Circunvalación y Adolfo Gurrión, durante una fiesta celebrada la madrugada de ayer con motivo de un aniversario más de uno de los lugares más emblemáticos de este pañuelo de gripiento en el que vivimos. Nada más representativo que un güey gateando en un charco de sangre con un fierro clavado en la panza.

Música de huaracha con techno, mariachi al fondo, olor a carnitas de marrano recién matado con todo el sadismo del universo, mezclado con el de la mona que un morrito inhala junto al baño público, que a su vez emana otros tantos aromas de inmundicia cotidiana. Papelitos cuelgan sobre las calles, toneladas de pirotecnia ilegal se alista a explotar y otras más de frituras a mezclarse con galones de salsa picosota. Todo es alegría, por lo menos mientras dure la luz del sol, porque ya de noche nadie responde hachazo con sangre, sea chico o sea grande, tururú.

Ahora hay más motivos para empinarse la botella de thinner completa, pues tras siete años de ausencia y luego de haber sido destrozada en un intento de robo a la iglesia, la imagen de Nuestra Señora de La Merced regresó al retablo de la Rectoría de La Merced, donde miles acudieron a pedirle milagros, ya sea salud, dinero, amor, que no los apañe la tira o que algún familiar salga de la cárcel.

Hasta las pirujotas, el principal activo económico de la zona, estuvieron de oferta: dos por uno en chikitetes y mamelucos.

¡Uts!

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