viernes, 8 de enero de 2010

¡Sandro!


Se murió Sandro de América… desde hace como una semana en realidad. El chiste es que el mundo le lloró mucho como para ser un imitador argentino y barato de Elvis Presley con patillas de taquero.

Pero ya vi que no, que Sandro no era ningún pendejo, sino al contrario, ya el puro hecho de llamarse Roberto Sánchez y ponerse “Sandro” (el masculino de Sandra) es algo notable… ¡además le iba al América!

Revisando su discografía descubrí que él era algo así como el Enrique Guzmán de los argentinos, porque con su banda “Los de Fuego” fue de los pioneros del rock en español, quienes además de refritearse las rolas de Elvis, Jerry Lee Lewis, Buddy Holly, Little Richard y otros, componían las suyas propias (del nabo todas porque ninguna trascendió).

Ya como solista, al igual que los rockeros de acá, le entró a las baladas y ahí fue cuando le llegó el éxito con canciones como “Tengo”, “Dame Fuego” y “Rosa Rosa”, esta última, además de ser un rolón, está incluida en una breve referencia de un chiste de Polo Polo sobre hombres de pito chico… ¡hasta ahí llegó su influencia!

Ahora bien, que haya sido un personaje importante, no le quita el hecho de ser un burdo imitador de Elvis, que siempre lo fue y de eso vivía. Además de que su muerte dejó en evidencia que los argentinos son unos pinches nacos, porque eso de velarlo en la sede del congreso fue una mamada... equivale a que aquí velemos a Lorenzo Antonio en San Lázaro.

1 comentario:

Federico dijo...

Pues haberle dado Bellas Artes a Juanga se me hace igual de naco que darle el congreso argentino a Sandro. Por cierto, si acá le diéramos San Lázaro a Lorenzo Antonio (¿cómo te acuerdas de ese cabrón?), vendría bien, dada la naquiza que puebla ese recinto