lunes, 18 de septiembre de 2006

¿Quién es el espurio ahora?


Las armas mexicanas se cubrieron de gloria. Nuevamente fue un 16 de septiembre el día en el que la opresión, la anarquía, la ilegalidad y el horror fueron desterrados de la vida nacional. La resistencia civil pacífica de los ciudadanos del DF aguantaron hasta el último la ocupación autoritaria y fascista de Andrés Manuel López Obrador en las calles de la Ciudad.

Se han ido de Reforma y el centro, el zócalo ha sido desocupado y como en los viejos tiempos, aquellos en los que Iturbide y Guerrero entraron victoriosos a la capital, o cuando los gabachos lo hicieron en París, el ejercito mexicano desfiló por las calles que habían sido arrebatadas a la mala de sus legitimos dueños: todos los mexicanos.

Sin embargo, las fuerzas rebeldes que se niegan a morir, organizaron la convención nacional democrática (CND), integrada por un millón 25 mil 724 delegados registrados, en la cual, se nombró a Andrés Manuel López Obrador "presidente legítimo de México". La pregunta es ¿cómo se puede ser legítimo cuando se desconoce toda ley e institución existente?

Una vez declarado "presidente legítimo", la convención autorizó a López Obrador a integrar un gabinete y establecer en la capital del país la sede de su gobierno, aunque con carácter itinerante, que observe un protocolo republicano y recabe fondos propios. Lo cual demuestra una vez más que AMLO ha enloquecido, y lo seguirá haciendo porque se está quedando cada vez más solo, mientras muerda la mano de quien le dio de comer, como la de Cuauhtémoc Cárdenas, sus propios representantes de casilla, los empresarios de Reforma y Centro Histórico que alguna vez rehabilitó, así como los muchos seguidores que tras permanecer en el plantón, lo han perdido todo. Eso sin mencionar el daño que le ha hecho a la imagen de su propio partido, que no volverá a ganar una sola elección en la vida.

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