viernes, 10 de febrero de 2012

Puerca mexicanidad

La hospitalidad mexicana se está perdiendo. Cada vez menos gente se saluda en las calles de esta mugre ciudad. Los buenosdías fueron reemplazados por los chingatumadres en las pláticas cotidianas y ya nadie te convida de su mona en las banquetas, lo cual hace que el fin del mundo que se aproxima sea menos doloroso, pues no hay mucho por qué pelear.

Sin embargo, hay un lugar en este tambo de basura que inocentemente llamamos hogar que aún conserva algo de esa vieja costumbre de hacer sentir a la gente bienvenida. En la colonia Nueva Santa María, en donde la mota crece en los camellones, se encuentra, desde 1960, un oasis culinario llamado Las costillas de Fuentes, que representa posiblemente la salvación para la humanidad.

Pese a su reducido tamaño, el restaurantito ubicado en la calle de Clavelinas, junto al Parque Revolución, ofrece un trato de rey priista al darte, de entrada, un platote de frijoles cuatatapa, de esos que hacen levitar sábanas en la noche, acompañado de un cuarto de kilo de chicharrón con tortillotas hechas a mano. Ya para cuando llegan las costillas, para las que hay que sacrificar tres marranos y dos vacas por platillo, uno está preparado para una cesárea de emergencia, pues es la única forma de extraer tanta comida que obstruye el conducto rectal.

¡Provecho!


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