jueves, 23 de febrero de 2012

Precampañas de popó

Al subir uno de los puentes de la glorieta de Vaqueritos, a bordo de mi poderosa troca de narcotraficante con vidrios polarizados y con el estéreo sonando Nortec Collective hasta derretirme los tímpanos, una imagen en el horizonte nubló mi buen juicio. ¿Alvin y las ardillas 4?, pensé al ver un anuncio espectacular del tamaño de mi ego.

¡No!, no es la nueva película de las ardillitas ni un anuncio de comida para hámster. ¡Es María Guadalupe Chavira postulándose por el PRD para ser la mandamás (otra vez) de la delegación Milpa Alta!

Al ver la propaganda, un sonoro “¡ah chingá!” retumbó en mi adormecido cerebro. ¿No estoy en Xochimilco, casi Tlalpan?, pensé al ver mi ubicación en el GPS. ¿Qué no Lupe Chavira ya había sido delegada y lo hizo tan mal que luego ganó el PRI en esa demarcación?, reproché. ¿Por qué no sabe sonreír la vieja?, me burlé al ver la extraña mueca en su boca, misma que deja ver sólo sus dientes frontales, en cuyo conjunto con sus cachetotes crea la ilusión de estar viendo a un roedor buscando comida.

Afortunadamente, al dejar atrás el anuncio e internarme sobre División del Norte hacia una parte más civilizada de la ciudad, dejé de preocuparme porque yo no vivo en Milpa Alta y el hecho de que esa zona de la capital esté siendo consumida por el crimen ni me afecta.

¡Chá!

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