miércoles, 16 de febrero de 2011

Maldita suerte

A la persona que haya perdido 170 varos (tres de a cincuenta y uno de a veinte) en el cruce de Lamartine y Homero ayer por la tarde, siento mucho decirle que ya se la peló porque me los encontré tirados en el suelo y los gasté en unos tacos árabes con un chesco de manzana.

Podrán decir que es falta de cultura cívica el no haber buscado al dueño o dueña de ese dinero para devolvérselo, pero las posibilidades de hacerlo eran las mismas que tiene Andrés Manuel López Obrador de ser presidente (ójala y el destino no me calle la boca), así que mejor lo consideré un pago de la vida por la ensartada que me acababan de dar.

Minutos antes del afortunado hallazgo, una pinche chaparra con cara de sope me acababa de estafar cobrándome un jugo de naranja en 40 pesos, aprovechando que ando escupiendo los pulmones por la nariz, derivado de un catarro mutante que anda flotando por el aire reciclado de la redacción de éste, su informativo predilecto (ay qué pinche mamón).

Una vez que la juguera del local que está en frente del metro Polanco me extrajo el dinero del culo con un popote, Dios, que es grande y poderoso, me envió a algún distraído como pago del calvario que sufro por los mocos que me cuelgan de la nariz, haciendo que triplicara mi inversión para incrementar mi fe en él.

¡Amén!

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