Frida Kahlo es para nacos

Hoy se conmemora el 103 aniversario del natalicio (o sea el nacimiento) de la pintora Frida Kahlo, quien trascendió del mundo del arte al de la cultura popular, al convertirse en un ícono de la mexicanidad y, según yo, de lo naco.

Para empezar la pinche vieja esa ni mexicana era, bueno sí, porque nació en México, pero su papá era de Hungaria y su jefa tenía ascendencia española, así que en términos comunes era como el Guille Franco. Sin embargo, para el entendimiento colectivo es una de las figuras más representativas de lo que significa este país hacia el mundo… no porque estuviera cejona y bigotona tenía que ser ahuevo de aquí, pensaría Tiziano Ferro.

Como pintora la verdad es que era bastante mediocre, puesto que sus obras no hablan ni expresan su calidad por sí mismas, sino que están vinculadas a aspectos de la vida tormentosa de Frida. Es entonces que adquieren una carga emocional, sin la cual podrían verse como meros bocetos de estudiante chaqueto de una academia de arte o de cualquier rotulista venido a menos.

Su obra más representativa, las dos Fridas, es reflejo de su vida y producto de sus debrayes tras el abandono de Diego Rivera (que sí era un artista), pero sin ese contexto, en cuestión de trazos, profundidad, colores, matices, etcétera, es muy menor, sólo comparable con un retratista de esos que hacen dibujos en la Alameda. En ocasiones se le ha etiquetado como surrealista, pero hasta ella misma en alguna ocasión negó serlo.

Frida era una cerda comunista, se codeaba con el red set de esa época, era una vieja ridícula del tipo Elena Poniatowska y al igual que el mismísimo Ché Guevara, terminó adornando playeritas de a 900 varos y tenis Converse de edición especial que cuestan arriba de las 2 mil lanas.

Si alguien admira a Frida Kahlo no es por la calidad de sus pinturas o por sus poemas que alguna vez llegó a escribir, sino por todo el marketing que hay alrededor suyo. Yo en lo personal me quedo con la interpretación de Salma Hayek, que ah qué buena se veía pero la película, al igual que el personaje mismo, apestaba.