domingo, 8 de febrero de 2009

O G T

Después de mucho estar dale y dale con lo mismo, después de que vino y se fue y volvió a regresar la idea en mi cabeza… al final otra vez valió madre. Y no porque yo fuera un pendejo, bueno sí, pero también tuvo que ver que… no, creo que sí fue entera pendejez mía.

Esque haz de cuenta… agarré y dije “tons’ qué reina, vas a aflojar el chikcloso”, y ella dijo “nel”… y que me emputo, la tomé por las pinches greñas y que le estampo la cabeza en la barra, y con tan buena suerte que había un casco de caguama acostado, mismo que al impactar su jeta se partió en mil pedacitos dejando su cuasi perfecto rostro de modelito de revista hecha una mierda de sangre y vidrios. Mientras tanto el culero del cantinero con una pinche sonrisota viendo todo con unos pinches ojos dilatadotes bien acá, bueno, esque así se quedó después de que le conté un chiste y le disparé en el pecho con la pedorra (esque decirle ‘tartamuda’ sería lugar común).

Le pregunté por segunda vez, yo contando hasta diez como decía el comercial de la Chilindrina, pero ella se negó… bueno, balbució algo entre lagrimas y escupiendo cachitos de envase… pero su actitud no me gustó y lo tomé como una negativa más, por lo que de plano le acomodé un putazo en el estómago. Ella se retorció y cayó al piso inconsciente. Y yo como soy un caballero no me iba a aprovechar de una mujer que no estaba en sus cinco sentidos, por lo que metí uno de a veinte en el jarrito de las propinas y me fui del lugar… esque yo entiendo cuando un no es NO.

La gente común y corriente se deprime después de una decepción o de un fracaso (de cualquier tipo), pero sólo aquellos que verdaderamente somos unas reatas… uno que es chingón… que no se anda con mamadas, se convierte en un completo hijo de la chingada y se desquita con el primer pendejo que pasa.

Es así que desde este momento, declaro una nueva era en la ogetéz mundial, cuyo máximo exponente soy yo… ¡agüebo!

Y ahí les va la frase: Y si te ofendí…. Psss fue bailando

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