sábado, 31 de agosto de 2013

Pinchis ricos miserables

Cada año, desde hace 10, los ricos y poderosos de Las Lomas de Chapultepec se deshacen de las cosas que ya no les sirven para ser subastadas a favor de un museo y así contribuir a la cultura de la perrada. Una de las mansiones sirve como tianguis de cháchara fina, a donde uno supuestamente va a encontrar bolsas Prada, trajes Ermenegildo, zapatos Ferragamo, y antigüedades ya no tan fashionistas.

Y ahí voy, rumbo a esa casa de la calle Virreyes, exactamente junto a la de Diego Fernández de Cevallos, esperanzado con encontrar con qué renovar mi guardarropa, sólo para presumir que visto las mejores marcas, pero sin mencionar que es gracias a un ricachón que se hizo la lipo y ya no le quedaban sus trajes, además buscaba alguna que otra chuchería medieval que adornara mi jacal, para que las visitas no se fijen en las paredes de cemento pelón y las cuarteaduras de los temblores.

Sin embargo, me llevé una desagradable sorpresa al ver que los ricos de Las Lomas son unos pinches miserables, que ven la caridad como una vía de deshacerse de su basura, porque los ojetes venden en 100 varos las playeras que les regalan para las carreras empresariales en Reforma, lo mismo que las películas que no les gustaron, sin saber que en cualquier tianguis las dan a 20 pesos. Nadie va a pagar 2 mil bolas por unas zapatillas todas madreadas, por mucho que las haya usado una Primera Dama. Se ve que esos culeros nunca se han dado un rol por Santa Cruz Meyehualco.

¡Chá!

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