domingo, 7 de abril de 2013

El mejor estadio

Cuando vi que Aquivaldo Mosquera tomó la pelota para tirar el último penal, el definitivo, no pude hacer otra cosa más que llevarme las manos a la cara y pensar que el pinche negro la iba a súper cagar (no se ofendan, si fuera el Hobbit Bermúdez diría pinche enano, si fuera Palencia le diría pinche greñudo, si fuera el Matador Hernández le diría pinche güero de rancho; el cuate está negro pero eso es independiente a lo mal jugador que es (Al Cuau nunca le diría pinche jorobado porque lo amo)).

En fin, que el balón fue a dar hasta la zona de plateas del Azteca y el América se quedó en semifinales de copa ante un suertudo Cruz Azul, que volverá a coronarse como subcampeón. Sin embargo, a pesar de las mentadas de madre, no me sentía ni triste, ni humillado, ni impotente y mucho menos derrotado, pues frente a mí había una michelada en bola de a litro, totopos con frijol, sopecitos, quesadillas surtidas y buenas nalgas a mi alrededor.

El Papa Bill’s Stadium, en Seneca y Mazarik, Polanco, es el mejor-maldito-puerco lugar para ver el futbol o cualquier otro deporte. Tiene unas pantallotas tan grandes que se te salen del rango de visión, con todos los posibles canales y eventos disponibles, harto chupe y la comida es buena. Hay una que otra mesera sabroseable, por lo que es mejor ir nomás con los cuates, aunque se sufra al momento de pagar la cuenta. Resulta, en resumen, mejor que soportar lluvia de agua de riñón y a los ñeros de la porra contraria.

¡Salud!

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