sábado, 16 de mayo de 2009

Quiovo!!!

El pez por la boca muere y el escritor por sus letras se condena, y yo como al chile no soy ninguno de los dos, pus’ todavía ‘pior.

Después de un breve retiro en el que se confirmó mi calidad de pendejo consumado y me autodefiní como un “miedoso inútil con tendencias suicidas”, uno de esos flash backs de regadera me traen de nuevo al frente de estas líneas, las cuales, nunca más serán eliminadas por remordimientos idiotas ni sentimientos chaquetos de culpa.

Al final del Episodio III de Star Wars: La venganza de los Sith, cuando el Senado Intergaláctico le concede poderes ilimitados al canciller Palpatine para instaurar el Imperio y combatir a los separatistas, Natalie Portman en su papel de Padmé Amidala, se avienta la frase “Así es como muere la libertad: con un estruendoso aplauso”… ¡Uots!

(¡Puta! Qué pinches referencias… esque he estado viendo mucho The Big Bang Theory)

Lo anterior nomás para señalar que un final es un principio en potencia y que hasta las más prometedoras novelas románticas empiezan a valer madre desde el primer beso (chin ya la cagué).

Y para hacer esta entrada aún más ganadora, unas cuantas noticias, la primera es que estoy en cuarentena, me atacó una enfermedad ojeta y estaré recluido un rato en mi casa sin poder salir porque al parecer es muy contagioso. La segunda es que muy probablemente estas líneas lleguen a imprimirse en papel en una columna de un periódico, tal vez, aunque eso está por verse. Y la tercera y más importante es la que ya dije: estoy de regreso.

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