sábado, 24 de enero de 2009

Atmósferas

Un departamento de 50 metros cuadrados, métele 30 cabrones, agrega un tambo de chelas en hielos, algo de salsa y cumbia y ¿qué obtienes?... ¡una nacada!

La típica nalgona-chichona en atuendo de aspirante a prostituta bailoteando alrededor. Los tipos cuyas únicas cuatro neuronas que tienen las usan para chupar, respirar, decir pendejadas y apretar el esfínter a la vez, están formando un grupo en el rincón, todo el tiempo con la frase “¿qué le ves a mi vieja?” a punto de salir de sus bocas. El jotito que se resigna a bailar con las chicas porque sabe que ellos le meterían un madrazo en la cara antes de la reata en el culo. Y ellas, pobres, con la personalidad sacada de la serie televisiva de los noventa que han cargado desde entonces sin lograr desarrollar.

En medio de todo, la banda, reunida, erguida, fastuosa, imponente, se junta otra vez entre la mierda de este mundo. Realmente no son mejores que el resto, tal vez sean los peores porque están conscientes de su propia decadencia, viendo la vida pasar mientras unos se hunden más en la porquería que otros.

Dedicado a mi amigo el Cheve, que debe estar ya a cientos de kilómetros de esta capital y se perderá de muchas pero le envidiaremos unas cuantas… gracias carnal, esta madre sigue viva por pendejos como tú.

No hay comentarios.: