lunes, 22 de julio de 2013

Lo hubiera matado

Un bicitaxi se mete por la calle Belisario Domínguez, en el centro, por donde ahora sólo pueden circular las unidades del Metrobús. Una patrulla de tránsito lo detiene, los agentes le impiden el paso y le exigen que regrese por donde vino. El conductor los ignora y supuestamente hay un golpe del uniformado. Se forma la bola, los testigos dejan su papel pasivo y pasan a los insultos, uno de ellos reta a golpes al tira, una mujer intetviene, cachetea al poli miemtras alguien más aprovecha y lo desarma. Confusión, tensión e indignación, pues todo quedó en video.

Lo preocupante con la grabación que se volvió viral este fin de semana no es ver lo fácil que es ignorar, humillar y pasar por encima de la ley, sino el hecho de que los encargados de impartirla propician que su investidura no signifique nada. Y no porque ellos quieran, sino que el mínimo intento de hacer valer lo correcto puede ser tomado como un acto de autoritarismo abusivo, porque la historia nos ha enseñado que el que pierde en esos casos, no importa lo ridícula que sea su postura, siempre será el bueno, mientras que el otro, sin importar que haga su trabajo, invariablemente será un ojete.

Al momento de ver a su compañero agredido y desarmado, el otro oficial debió desenfundar y encañonar a los agresores, y disparar a matar si el infractor no se sometía, porque todos considerarán que la muerte de un ñero estuvo justificada y fue en defensa propia. Pero claro, eso, lo correcto, nunca va a pasar porque esta sociedad está podrida y nosotros somos los culpables de ello.

¡Chá!

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