miércoles, 29 de agosto de 2012

¡Sáquese pinchi vieja!

De esos tantos días en los que me despierto y ¡ah cabrón!, veo acostada a un lado y debajo de mis sábanas con estampado de Batman a una morra dormida, a quien no recuerdo en qué congal levanté anoche ni cómo lo hice, pero agradecido por ello, pues ninguna mujer de ese nivel accedería a contestarme el saludo siquiera.

Un suspiro profundo y voltea su angelical cara para recibir la mañana, antes de abrir esos ojos color miel que con su resplandor opacan el brillo del sol, mientras extiende sus brazos en un estiramiento más erótico que cualquier película del Cinema Golden Choice del sábado a la medianoche, gracias a la acción del aire inflando sus pulmones y destacando sus pechos desnudos debajo de mi playera blanca de Metallica, que no pienso lavar nunca más.

Hola, me dice con una sonrisa más poderosa que el viagra genérico de 120 varos la caja de cuatro pastillas. Le contesto con la mirada incrédula y ya completamente de nalgas, tanto que le pondría casa y coche en ese momento, si supiera dónde dejé mi pantalón con mi cartera.

¿Quieres desayunar?, le ofrezco antes de proponerle matrimonio y ella accede con una mueca entusiasta, ante la que no me queda más que poner mi jeta de “¡ya chingué!”. ¿Un cafecito, jugo de naranja, unos hot cakes con tocino y jamón, pan dulce?, le enumero. Pero ella, con esa ternura de niña que acaba de aflojar el alma, me pide ¡unos huevitos, por favor! ¿Qué? ¿Huevos? ¿Crees que cago dinero o qué? ¡Largo de mi casa, zorra convenenciera!

¡Chá!

No hay comentarios.: