jueves, 28 de junio de 2012

El poder del sexo

No fue la crisis de recolección de basura, las obras irregulares, la nula productividad del campo por falta de apoyo, la repentina invasión de prostitutas y travestis en las calles, tampoco fue la mala planeación de las fiestas patronales, el aumento de la delincuencia, el ambulantaje o las altas tasas de impunidad. Lo único que pudo tumbar a Rubén Escamilla, candidato a diputado y delegado con licencia en Tláhuac, fue una mamada.

Tras la difusión de un video en el que una empleada le practica sexo oral en su oficina, con Tarzan boy del grupo Baltimora sonando al fondo en un radio sintonizado en Universal stereo, a cambio de una plaza de trabajo en la administración delegacional, el ex funcionario (a quien yo le noto un parecido extraordinario con el personaje del Washanwer que hacía Eduardo Manzano el Polivoz) ya fue separado de la campaña para que se aclare el hecho y no desprestigie más a los perredistas (¡como si eso se pudiera!).

Aquí lo indignante no es que un servidor público trafique sus influencias a cambio de unos chivotes, eso lo hace cualquiera. Lo que debería enfurecer al electorado es que un baboso sólo sea reprendido tras la vergüenza, y no por resultar un inepto para desempeñar el trabajo que le fue conferido mediante el voto popular.



¡Revolución sexual!

Mientras un centenar de trabajadores se juegan la vida en las alturas montando las estructuras que sostendrán el techo bajo el que se celebrará la Feria de San Pedro Tláhuac 2012, a realizarse el próximo 29 de junio, un centenar de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del DF mantiene una valla humana alrededor del edificio delegacional, ante las protestas que se han suscitado en contra Escamilla, quien ahora está convertido en estrella porno.

Pese al ambiente de fiesta, con petardos tronando en el cielo al ritmo de la tambora, el olor a pan horneado y el colorido de los juegos mecánicos de pueblo, con la voz al fondo de la grabación que anuncia a la niña que se convirtió en reptil por desobedecer a su mamá, durante toda la semana una horda de inconformes lugareños ha exigido, con toda razón, cuentas a la actual administración, cuyo mayor mérito recae en la casualidad de que el nuevo Metro va a llegar hasta allá.

El escenario para el gobierno local perredista es tan oscuro que sería una sorpresa que no ganara Arminda Calzada, aspirante panista a delegada, quien era la directora de mi secundaria y, según recuerdo, estaba bien sabrosa.



¿Yo?
Con un vaso de esquites con chorizo y harta mayonesa en la mano, me disponía a recabar más datos sobre el porno-video-puerco-escándalo, pues entre los lugareños se manejan versiones acerca de sus perversiones, que hacen ver a Calígula y a Charlie Sheen como un par de monaguillos persignados y miedosos.
Tan sólo en el pesero en el que arribé a la demarcación, cuyo viaje duró casi dos horas desde la estación del Metro más cercana debido a las obras de la Línea 12, el chofer y el cacharpo venían hablando del hecho que ha conmocionado a la localidad. De acuerdo con su conversación, el ex aspirante a diputado y erotómano acostumbraba a armar unas horchatas bien espesas en su oficina, que le gustaba con animales y que todos los empleados de limpieza habían pasado por sus armas.

Al bajar de la pesera sólo pude pensar “¡agüebo!, de aquí soy, tengo garantizado el Pulitzer” al estar frente a una gran historia de sexo y poder, pero hasta ahora no he podido corroborar nada.

¡Seguiremos informando!

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