miércoles, 11 de enero de 2012

El Gentleman de Las Lomas



“Pago 30 mil pesos para que estos gatos hagan lo que yo les digo… Me lo estoy madreando para que veas que no hacen lo que yo les pido”, dice al teléfono un ruco ojete, identificado como Miguel Moisés Sacal Smeke, empresario de origen judío que ayer se hizo famoso al difundirse un video en el cual aparece surtiéndose a un valet parking que no lo ayudó a cambiar una llanta de su Porche en el edificio donde vive y por el cual ya es conocido como el Gentleman de Las Lomas.

La historia detrás de las gandallas imágenes indica que los hechos ocurrieron el 8 de julio de 2011 en la Torres Altus en Paseo de Las Lomas, en donde el textilero enfureció cuando uno de los empleados se negó a prestarle atención porque no estaba entre sus obligaciones, argumentando que no podía dejar sin atender el mostrador, por lo que procedió a romperle su madre, para luego llamar al administrador y quejarse por el servicio mientras le metía unos chingadazos fúricos.

Al final, el pobre cuate no labora más en ese inmueble y tiene dos dientes rotos, además de que la denuncia que interpuso en contra de su agresor, la FCJ/CU1/T1/756/11-07, no ha prosperado como se suponía, pese a existir evidencia contundente.

Lo indignante aquí no es que un ricachón aproveche su estatus social para abusar de la gente, sino el hecho de que el chavo en ningún momento intentó defenderse, asumiéndose como la víctima perfecta. Seguramente es de los que en la escuela eran blanco del bullying y por tal motivo merece también que le caiga todo el peso de la ley.

Sin embargo, no es la primera vez que el judío vengador ataca, ya que hace tres años se reventó a un bato que lo videograbó cuando una grúa intentó llevarse su BMW por estar mal estacionado en la calle.

A partir de ahora, el señor Sacal Smeke es el más buscado, no por las autoridades, sino por el ciudadano común, para caerle a chingadazos como forma de justicia social y retribuirle algo a todos los que han sido sobajados por gente como él.

Aunque quienes lo conocen aseguran que don Miguel, como le dicen los que van a jugar golf con él, es un cuate a toda madre, que dispara las chelas, es buen conversador y casi no arma pedos por nada.

¡Chá!

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