jueves, 8 de diciembre de 2011

Los libros malditos

Hace 30 años, México era gobernado por un doctor en derecho que prometió que iba a defender nuestra moneda como un perro y al peso se lo terminó cargando la reata; luego vino un gran aficionado al teatro y la literatura, que hasta ahora ha sido el Presidente más chafa de la historia; para dar paso a un güey que estudió en Harvard y que terminó zurrándose en el país; teniendo cono sucesor a un cuate que actualmente da clases en Yale y que pasó a la historia por no tener cambio en los bolsillos.

¿Qué tienen en común José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo? Que seguramente han de haber leído un chingo en sus carreras, pero eso no los hizo, ni remotamente, buenos gobernantes. No es que Enrique Peña Nieto, Ernesto Cordero o Mario Delgado, este último el más lelo de los tres sólo por ser secretario de Educación del DF, estén disculpados por su incapacidad para citar a los autores de los libros que hayan leído (aunque sean éstos lugares comunes), es simplemente que la clase política, culta o no, vale para pura madre.

Ahí está Vicente Fox, que se tituló poquito antes de ser el preciso, o Andrés Manuel López Obrador que sacó puro siete en la universidad, quienes sólo demuestran que los políticos apestan porque sí, por ser políticos.

Es decir, ni Enrique Krauze, José Joaquín Blanco o Luis González de Alba, están interesados en gobernarnos porque están muy ocupados escribiendo los libros que los funcionarios públicos no leen. Ahí tienen a Mario Vargas Llosa, cuyo Premio Nobel de Literatura vale madres sólo por el hecho de haber perdido con Alberto Fujimori en 1990 la Presidencia de Perú (¿De dónde creen que es Laura Bozzo?).

¡Uts!

1 comentario:

Arevalo dijo...

El peor de los panoramas para un priísta como yo sería...
¿EPN Secretario de educación? ¡Quiero otro candidato o cruzaré toda la boleta!