Muera el Vive Latino

En un principio, cuando Dios creó al rock and roll, el simple hecho de reunirse para escuchar música, de tener una identidad propia, una voz y hacer presencia, ya era un acto contestatario. Hoy, los discursos políticos y las posturas ideológicas han opacado a la música, dejándola en segundo plano, para después. Oficialmente el Rock And Roll ha muerto.

De las letras basadas en la idea de que el pobre es bueno sólo por ser pobre y al rico se le repudia por el hecho de tener dinero. O en las que se critica al Papa nomás por vestir esa túnica que lo acredita como la autoridad máxima de una institución corrupta, sin saber que es uno de los teóricos más importantes e innovadores de la teología cristiana. Enalteciendo una revolución que nunca llegó, a ídolos construidos por discursos baratos, pasando por alto que el ritmo no se oye mejor a mentadas de madre.

¿Realmente había necesidad de que el Residente de Calle 13 se negara a cantar hasta que no fuera leído el mensaje que traía en la espalda contra la puta de mierda de la gobernadora de Arizona? Todos ya lo habíamos visto, captamos el mensaje, pero la necedad de hacer hincapié en lo obvio nos privó de media hora de baile colectivo.

La voz al unísono de “viva México cabrones” en una melodía llena de furia contra el sistema que definió a una generación, a mi generación, se perdió en el olvido entre montones de letras huecas de sentido, carentes de sentimiento y atascadas de palabrería que al final, nadie recordará.

Pueden ser las incongruencias de Joaquín Sabina, el resentimiento social de Ska-P, el hambre de notoriedad de René Pérez Joglar (Residente) o hasta los pronunciamientos circenses de Paul Hewson (Bono), pero nos han arrebatado el rock de las manos.

Hasta Julieta Venegas embarazada, con todo y que le gritaban "ya bájese señora, no mame, se le va a romper la fuente", con todas sus rolas de hueva sin importar de se escuchen en EXA o en Reactor, tiene más actitud que el vacío de la politiquería pretenciosa.

¡Ay qué mamón!