miércoles, 16 de diciembre de 2009

Razones contra el merolico empoderado

A falta de ideas propias, gracias a una chingada insatisfacción profesional y a mi estupidez emocional, dejo aquí un par de videos, el primero es de un empresario llamado Marco Julio Reyes, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CANACO) en Mexicali, Baja California, quien se queja amargamente de la clase política mexicana y sus descarados salarios de fin de año, un justo reclamo de todo mexicano a la bola de culeros que nos gobiernan.

El otro, el de Andrés Manuel López Obrador, miembro de la clase política de México, ex funcionario y ex aspirante a la presidencia de la República, así como uno de los hombres más poderosos e influyentes de este país, haciendo un posicionamiento en el mismo sentido, denunciando los exorbitantes salarios de los gobernantes y los beneficios de los que gozan los empresarios.


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Ambos videos giran alrededor de la misma temática, pero son ejemplo perfecto para diferenciar a un líder (en este caso de los empresarios del norte) de un méndigo merolico pedorro. Por un lado, el primero evidencia a aquellos políticos que valiéndose de su puesto se dedican a desfalcar a los mexicanos, repartiéndose el dinero del presupuesto entre ellos y para su beneficio personal, defendiendo la posición de los de su clase (los empresarios), quienes sostienen al país creando empleos, pagando impuestos, aguantando quiensabe cuántas chingaderas de Hacienda y de una bola de narcos que los secuestran.



Del otro lado, está este güey que durante toda su participación sólo se queja de por qué no ganó la presidencia, continúa con su teoría del complot y jamás da una cifra fundamentada en algún lado o difunde un solo nombre de a quiénes se refiere en su reclamo, el cual es en sí mismo una idiotez porque él es uno de los que llama “poderosos”, que cuando tuvo en sus manos el destino de más de 20 millones de personas no hizo nada de lo que ahora demanda, además de acusar sin pruebas a los empresarios de no pagar impuestos sin prueba alguna. Demagogia pura, postulados de un delirante que basa sus propuestas en supuestos.

Los dos mensajes no llegaron a ser difundidos en los medios a nivel nacional, uno por ser políticamente incorrecto, el otro supongo que sólo porque es de muy mal gusto.

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