lunes, 21 de diciembre de 2009

Ídolos al piso

Entre las cosas buenas que tiene esta temporada, están las fiestas de fin de año de la empresa donde uno trabaja, no sólo porque la comida y la bebida son gratis, ni porque los cacasgrandes del trabajo se bajen a tu nivel o por los regalos que se suelen dar, sino porque es oportunidad para ver a las personas realmente como son.

Con eso de que ya es fin de año, con la navidad y todo ese pinche desmadre, a la gente le vale pito el prestigio y les da por ponerse hasta su nalga madre. Entonces ya ahí ves al jefe chupando con la que barre, tratando de tirársela; o a los hijosdesupitísimamadre de los de recursos humanos bailando con las telefonistas; a la recepcionista fajando con el balet parkin y uno (yo), que soy bien mamón, pos nomás chupando al fondo y criticando.

Ahora bien, esas fiestas son ocasión perfecta para decirle al dueño, o al patrón, o al mandamás del changarro, que al chile vaya y te pegue unos guapos… lo peor es que sí lo hace de tan pedo que ya anda, lo malo que uno también y desaprovecha la oportunidad para pedir un aumento o por lo menos que te paguen lo que te deben.

Primero, todo el mundo en sus mesas; los administrativos, las secres, los de sistemas, la mesa de los corresponsales de guerra (Lalo Salazar, José Luis Arévalo, Neyra Moncayo y acá su seguro servidor), pero como a la una de la mañana, el de vigilancia ya tiene de a perro al de la fotocopiadora, una productora se la está chupando al operador de la cabina de grabación, y fabiruchis como siempre bien pedote, meado, con dos chichifos al lado y el alcoholímetro esperándolo… todo al ritmo de mariachi.

…no, la neta es que pinche fiesta de este año de Radio Trece estuvo bien culera. Esque ya somos bien poquitos porque corrieron a la mitad.

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