Entre las cosas buenas que tiene esta temporada, están las fiestas de fin de año de la empresa donde uno trabaja, no sólo porque la comida y la bebida son gratis, ni porque los cacasgrandes del trabajo se bajen a tu nivel o por los regalos que se suelen dar, sino porque es oportunidad para ver a las personas realmente como son.
Con eso de que ya es fin de año, con la navidad y todo ese pinche desmadre, a la gente le vale pito el prestigio y les da por ponerse hasta su nalga madre. Entonces ya ahí ves al jefe chupando con la que barre, tratando de tirársela; o a los hijosdesupitísimamadre de los de recursos humanos bailando con las telefonistas; a la recepcionista fajando con el balet parkin y uno (yo), que soy bien mamón, pos nomás chupando al fondo y criticando.Ahora bien, esas fiestas son ocasión perfecta para decirle al dueño, o al patrón, o al mandamás del changarro, que al chile vaya y te pegue unos guapos… lo peor es que sí lo hace de tan pedo que ya anda, lo malo que uno también y desaprovecha la oportunidad para pedir un aumento o por lo menos que te paguen lo que te deben.
Primero, todo el mundo en sus mesas; los administrativos, las secres, los de sistemas, la mesa de los corresponsales de guerra (Lalo Salazar, José Luis Arévalo, Neyra Moncayo y acá su seguro servidor), pero como a la una de la mañana, el de vigilancia ya tiene de a perro al de la fotocopiadora, una productora se la está chupando al operador de la cabina de grabación, y fabiruchis como siempre bien pedote, meado, con dos chichifos al lado y el alcoholímetro esperándolo… todo al ritmo de mariachi.
…no, la neta es que pinche fiesta de este año de Radio Trece estuvo bien culera. Esque ya somos bien poquitos porque corrieron a la mitad.
lunes, 21 de diciembre de 2009
Ídolos al piso
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