sábado, 13 de diciembre de 2008

Ya lo venía venir

Ya lo decía Miguel Mateos y yo nunca quise escuchar; “Es tan fácil romper un corazón”

La verdad, es más sencillo de lo que parece, porque no hace falta decir ni hacer nada, sólo basta estar en el lugar indicado y ya, sin cruzar una mirada, sin decir siquiera hola, nomás con la pura y puta presencia.

Así como así te queda tatuado el título de “pendejo” en la frente con tinta indeleble.

Es lo malo de ser parte de la banda, de darse cuenta de que uno es parte de LA banda, donde el maratón Guadalupe Reyes cobra sentido por primera vez en la vida… ¡güey tengo un chingo de hambre, sed y sueño!

...¡Chinguen a su madre!

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