viernes, 12 de diciembre de 2008

El egocentrismo del ambulante

Las puertas abren y se trepa un… un… pus’ un güey, onda acá; mochila en la espalda, discos en la mano, cangurera en la cintura, tenis viejos, pantalón cholo roto y cara de culero. Y uno que tiene una agilidad mental muy vergas luego luego intuye: ¡agüebo, este es vendedor ambulante!

Agarra y dice: “en esta ocasión traigo para ustedes”… ¡Puta! ¡En esta ocasión! ¿Pus’ cuándo en tu chingada vida me has vendido algo? O ¿Cuándo en tu reputísima existencia me he acercado a ti a ver qué traes para ofrecer?


¿Qué piensan estos? Que uno se sube al metro nomás para ver qué chingaderas inútiles compra, para disfrutar que un menso le arrime a la oreja una improvisada bocina adentro de una mochila sonando a todo volumen un remix de rolas puñeteras que ni coinciden con el género que se supone están ofreciendo.

O sea, este hijodesurreputísimamadre se abre paso al grito de “traigo a ustedes un disco en formato emepetres con l75 canciones de lo mejor del rock alternativo” y el sátrapa asqueroso deja correr el intro-remix con las de Hoobastank, una de los Cranberries, Robbie Williams, Coldplay y The Police.

¡Uts!... o sea goooooei, ¿Dónde están las de R.E.M.? ¿Los Pixies? ¿Velvet Underground? ¿Sonic Youth? Y no porque me las esté dando de muy nalga, esos grupos son tronco común y hasta salen en un capítulo de Los Simpson donde a Otto le hablan sus propios zapatos.

Ahora… también está el que te vende lo más acá del rock en español y nomás te mete los cuatro discos de “Rock en tu idioma” y rellena el resto con rolas de Maná… ¡de Maná! Eso es casi tan ñero como escuchar MIX FM o La Nueva Amor

Y eso que estos recabrones ya no aplican el “productos de calidad trae a la venta”… porque ese sí estaba de nomames. O sea, si eran de calidad ¿Por qué los vendían en el metro?

Estas finísimas y atinadísimas palabras escritas aquí arriba no pretenden en ningún momento iniciar una campaña de concientización sobre el daño económico que provoca la piratería al país, o el hecho de la poca y dudosa calidad de los artículos que se venden en la calle, sino simplemente consignar el hecho de que comprar cosas en un vagón del metro es naco.

¡Agüebo!

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