sábado, 4 de agosto de 2007

Escandinavos nahuatlacas

Cuando dos razas se mezclan para formar una tercera se le llama mestizaje. Un perro corriente es un perro mestizo, un humano mestizo es un humano chafa. El mestizaje no es el resultado de una necesidad sino más bien responde a las estructuras históricas de los países al igual que a su geografía e incluso su situación climática.

Es así que, en mi labor científica de la más alta categoría, he descubierto y bautizado a una nueva raza que por muchos años ha fascinado al mundo entero, es una raza enigmática, y puede que en ella esté oculto el verdadero significado de la vida y la explicación de por qué estamos en este planeta, de dónde venimos y a dónde vamos, si estamos solos en el universo o si Dios existe, en ella podemos encontrar las respuestas que hemos buscado desde hace miles de años. Este descubriemiento es sólo el principio.

El escandinavo nahuatleca es la fusión de dos poderosísimas civilizaciones; la oriunda de Mesoamérica y la procedente de la región europea, dando como resultado un ser rubio de ojos azules pero prieto prieto como la chingada. No es peludo, más bien le salen por todos lados y a lo güey, sin un patrón claramente establecido. Sus hábitos alimenticios se podrían definir como carroñero selectivo con clase, o en otras palabras come puras porquerías que son bien caras. En lo reproductivo se le clasifica dentro del ámbito de los caldufos extremos, por eso cada vez hay más.

Se les puede identificar cláramente por los nombres que portan con singular orgullo como por ejemplo: Kevin Pérez, Natasha Guadalupe Jiménez, Dylan Mendoza o Brian González. Aunque también existen apelativos inversos como: Xochitl Reynolds, Zitlali Von Hutten o Tenoch Jones.

Aunque son una raza fascinante ya que se puede aprender mucho de su comportamiento, deben ser tratados con cuidado y a la distancia, ya que lo naco se pega.

¡Salud!

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