viernes, 28 de junio de 2013

A dieta obligatoria

En el último mes, la población, tanto flotante como residente, del poniente de la ciudad, concretamente en la zona de Polanco, ha reportado una baja considerable en el índice de obesidad. Los vecinos y trabajadores de por ahí ya caminan 10 metros seguidos sin resoplar, ya tienen que usar cinturón, ya no sudan ni aplauden con las nalgas al menor movimiento y son menos los que mueren infartados en el transporte público.

Varias teorías se barajaron para explicar ese fenómeno, desde la repentina toma de conciencia sobre el peligro que representa ser un tripón desparramado, hasta un mandato corporativo a los oficinistas Godínez para que le bajaran a sus carnes, con la amenaza de despido. Sin embargo, la verdad es mucho más sencilla, pero no por ello menos trágica: ¡clausuraron al Rey del suadero!

Desde hace semanas, el local ubicado sobre la avenida Horacio, casi esquina con Sudermann, cerca del Liverpool de Polanco, luce varios sellos de suspensión de actividades, colocados por las autoridades a causa de diversas irregularidades encontradas en ese oasis de grasa con tradición de 25 años tapando arterias.

La determinación, aunque benéfica para la salud de cientos de consumidores que todos los días iban a dejar su dinero y años de vida en ese changarro, ha obtenido un repudio generalizado, porque además de ser un referente culinario, hay muchos restaurantes y negocios alrededor que deberían ser clausurados, por las incomodidades que provocan.

¡Chá!

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