viernes, 15 de marzo de 2013

Burguer bar joint

Hamburguesas buenas las pueden hacer en cualquier carrito callejero medianamente inspirado, pero las verdaderas delicias, de esas que se desbordan cuando las muerdes, de esas que quieres otra aunque las tripas se te estén saliendo por la cola, de las que son capaces de romper cualquier dieta y cualquier retrete, son pocos los que pueden hacerlas, y todavía menos quienes alrededor crean una atmósfera idónea para el atasque.

Burguer bar joint, ubicado adentro de la plaza comercial Parques Polanco, que a su vez se encuentra en el cruce de Mariano Escobedo y Lago Alberto, es el lugar en el que yo quisiera morir, sobre todo si es de un infarto al corazón por comer seis kilos de carne en una hamburguersota acompañada de una malteada de fresa con chupe, que a pesar de lo asqueroso que suena, es el brebaje más fantástico que se le ha ocurrido al hombre desde la invención del café con leche.

Lo mejor de todo es que quien te recibe a la entrada y quienes te atienden son unas meseras buenísimas, vestidas con camisas ceñidas de color negro y pantalones pegadotes rojos, que resaltan el hecho de que ellas no comen de donde trabajan, porque serían unas gordas desparramadas que le quitarían uno hasta el hambre.

El lugar está bien padrote e invita a salir arrastrándose con una congestión alcohólica, pero antes de las dos de la mañana, porque es un lugar bien decente que respeta la ley, que cierra la barra a esa hora, así que hay que empezarla desde temprano.

¡Provecho!

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