jueves, 12 de abril de 2012

La pura alta costura

Un par de hombros desnudos y estilizados emergen en lo alto de una escalinata de metal en el patio del Museo de la Ciudad de México, coronando un esbelto cuerpo forrado de una tela que, por más pastelozo que luzca el color de ésta, dista mucho de causar repulsión entre quienes aplauden al ver salir una tras otra a cientos de jóvenes mujeres presumiendo que ya son mujeres.

A diferencia de años pasados, las quinceañeras patrocinadas por el Gobierno del DF lucen atractivas, con forma humana y un estilo que hace olvidar que los vestidos que están portando fueron diseñados en el mercado de la Lagunilla, en donde también aumentó el nivel de buen gusto, pues hasta a la típica darketa o a la que tiene complejo de prostituta la hacen ver bien, bonita y decente.

Quizás el dignificar la tradición de la fiesta de XV años sea el logro más representativo de la administración de Marcelo Ebrard, por encima incluso del Metro, el Metrobús o sus innumerables obras viales, o puede ser el hecho de que para la última edición de esa tradición vomitiva adolescente en el sexenio se negaron a aceptar gordas.

Faltará ver si no hacen el oso arriba de un Turibús o si no les llueve en plena ceremonia, como les ha pasado en años pasados, aunque todavía tienen que mejorar a los chambelanes, que aún parecen sacados de una coladera de debajo de la fuente de Salto del Agua.

¡Chá!



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