martes, 18 de diciembre de 2007

Análisis semántico-dialéctico-cultural

He aquí una prueba irrefutable de que el ser humano es idiota:

Un güey invita a sus cuates a una fiesta de bautizo de la que él va a ser padrino. Llegan a la misa, están un rato, padre nuestro... y las arañas shalalá shalalá, se toman fotos a la salida de la iglesia, salen, y se van a comer, entonces llegan al lugar de la comida, les sirven consomé, tacos de birria, arrocito y demás cosas, les dan de chupar reteharto, chelas, hasta les destapan un pomo, hay musiquita, duranguense, baile, les dan pastel y hasta recuerditos como servilleteros, centros de mesa, hasta dinero y todo el circo de costumbre en los bautizos. Pero he aquí el detalle: cuando los invitados se van, después de tragarse un chivo entero cada uno de ellos, de haberse bebido un tinaco de alcohol y seis kilos de pastel, el anfitrión les da las gracias.

...¡Les da las gracias!
¿De qué? ¿De ir a tragar como cerdos a sus costillas? ¿De manosear a su ahijado? ¿De chupar como cerdos? ¿Gacias por venir? Como si no se pudieran conseguir docenas de hambreados en cualquier esquina que quieran ir a hacer bulto en la foto.

La interpretación semántica-dialéctica-cultural viene de que todo aquel que hace pachanga bajo el pretexto de un acto religioso quiere hacer ver que tiene un cierto 'rating'; que dependiendo la convocatoria del festejado, es el estatus de éste, si van muchos quiere decir que es 'popular', mientrás más chipocludos sean, mejor es la calidad del evento.

Y a todo esto surge la siguiente incógnita: ¿por qué? ¿por qué tanto desmadre de un acto RELIGIOSO? ...si se supone que es algo solemne, acá. ¿están idiotas? Bauticen a sus hijos, cásense, muéranse ¡pero no mamen!

...¡chá!

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