lunes, 5 de enero de 2015

Reyes en quiebra

El año pasado, como producto de mis traumas infantiles por los regalos que nunca me trajeron los Reyes Magos, me compré la colección completa de muñecos de Las Tortugas Ninja, con todo y el mono morado genérico que ningún niño quiere, sólo para tenerlos ahí en mi librero y celebrar que ahora tengo dinero para disfrutar de la niñez que mis papás fueron incapaces de darme (sí amiguito, tus jefes son Santa y los Reyes, que no se hagan güeyes), aunque yo ya esté más viejo, acabado y obsoleto que el PRD.

Este año no pude resolver otra de mis tantas heridas mentales porque los videojuegos están más caros que hace 20 años (chale, sí que estoy anciano) y porque no hay varo que alcance para andar de infantiloide cuando el litro de gasolina está en casi 14 lanas y el dólar en más de 15, y es preferible tener combustible para atravesar la ciudad que un control de Nintendo en forma de volante para sentir que vas manejando el carrito de Yoshi en el Mario Kart.

Un niño promedio no entenderá por qué le regalaron un Tetris chino de tianguis en vez de un PSP Vita o un GameBoy Pokemón Diamante de edición especial (existe, no lo estoy inventando), por eso es mejor enseñarle que el mundo es cruel y la economía más, dejándole claro que si le echa un poco de ganas y no la riega en el camino, cuando crezca y trabaje podrá comprarse juguetes de los chidos, aunque todos lo miren como un ñoño... eso o pagar por sexo.

¡Chá!

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