martes, 20 de mayo de 2014

Me la llevo campechana

Una semana ha pasado desde que un repentino ataque de moralidad me dio, secuestrándome para venirme a tirar a Campeche como los plagiarios exprés que después de pasear a su víctima por los cajeros automáticos van a dejarlo al lugar más remoto y culero que se saben... y no me he muerto ni me he suicidado.

Los días son eternos y las noches frescas no tanto, porque amanece como a las cuatro de la mañana y los putos pajaritos te lo hacen saber a gritos que le impedirían dormir hasta un Snorlax (saca tu pinche referencia ñoña), y del sol no me he quejado lo suficiente, sólo espero que no me empiecen a salir manchas en la piel que se conviertan en cáncer, porque aún vistiendo camisas de manga larga sientes cómo la radiación atraviesa la tela para quemarte hasta los vellitos del culo sin piedad.

Alguna vez me pregunté por qué a los tacos combinados se les decía "campechanos", y ahora entiendo que es porque aquí a la gente le vale madres todo, porque eso de vivir en un sartén y sin tener nada qué hacer o a dónde ir los ha hecho tan huevones que les da lo mismo que les pongan suadero, longaniza o reata, total ellos se lo van a terminar tragando.

Si no es casualidad que aquí nunca haya perdido el PRI, porque a estos güeyes les da fiaca hasta cambiar de gobierno, por eso un periódico como el que yo edito es tan textoso y pesado, porque como no salen por el calor y no hay un lugar cercano en el cual invertir su tiempo, los campechanos leen un chorro, más aún si es gratis como La Opinión.

La actitud campechana o campechanía de la que tanto hablan, eso que tiene la gente de aquí que los hace tan apacibles, no es otra cosa que producto de la geografía y el mundo que les ha tocado vivir, porque a pesar de estar frente las aguas cálidas del Golfo y en una zona tan económicamente activa, ni playa tienen para entretenerse un rato, porque el mar no tiene arenita donde revolotear y en vez de eso hay unas piedras verdes cubiertas de algas que amenazan con partirle el cráneo a todo aquel que intente echarse un clavado.

Yo, por mi parte, corro el peligro de convertirme en un pasivo observador de la vida, porque hasta para platicar son huevones estos güeyes, que se sacaron de pedo cuando le grité "pinche negro" al güey que anotó un gol de Pachuca en la final contra el León. No echan desmadre, no platican entre ellos, sólo se vienen a arranar aquí a la redacción porque hay airecito. Lo preocupante es que yo ya la pienso dos veces antes de salir por algo de comer.

Seguiremos informando, si es que no me da hueva a mí también.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No pues algo tienes que hacer, si no vas a terminar igual de pasmado que los campechanos, inventate algo..... Sharon

Camisetas de futbol dijo...

Oportunidad de ver su artículo, me siento que me gusta mucho su estilo de escritura. Realmente eres un escritor excelente.

Anónimo dijo...

esa si es hueva..pero q tal las chelas donde saben mejor en el d.f o x haya total q sepan como eres de alcohl de una vez o kieras quedar bien. y no saber de tu obscuro pasado