viernes, 18 de octubre de 2013

Tributo al Príncipe... dote

Para homenajear a José José no tengo que mandar a hacer un trofeo con forma de dildo ni armar una fiestota a la que no voy a invitar a nadie, basta con irme a la delegación Azcapotzalco a uno de los lugares fundamentales en la carrera y la vida del Príncipe de la canción para rendirle tributo como él se merece: ¡chupando!

La República de las carambolas es una pulquería que se encuentra en la calle Yerbabuena, en la colonia Victoria de las democracias, cerca del Wal Mart de Cuitláhuac, cuya virtud se centra en el hecho de que ahí era a donde José Rómulo Sosa Ortiz, como el realidad se llama el intérprete de El triste, iba a beber hasta perder el sentido y gradualmente la voz, en los tiempos en los que, a pesar de la fama, vivía en un taxi estacionado frente al Hotel Xochimancas, en la Miguel Hidalgo.

En la entrada de la pulcata, que en realidad es el patio de una casa en obra negra, hay una fotografía enmarcada de don José brindando con un vaso de a litro, como los verdaderos hombres, que nos las tomamos de un solo trago y sin hacer gestos, tal como en sus buenos tiempos lo hacía, y aún así llegaba a cantar a El Patio, un antro de perdición que estaba por allá por Gobernación.

El de piñón es una belleza. Ese elixir rosado con semillitas, que al tomarse se derrama por la boca de lo bueno que está, explica cómo alguien se puede perder en la peda de esa manera. Lástima que don José ya no chupa, porque hubiera sido un honor festejar así sus 50 años de carrera y no con la mamada que hicieron los ojetes del Diario BASTA!

¡Salud!



¡Como los pinches hombres!

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