lunes, 23 de julio de 2012

Adiós maestro Joyner

“¡¿Qué no quieres trabajar güey?!”, me dijo cuando levanté los hombros en señal de indecisión ante la oferta de trabajar con él en la agencia Notimex, luego del cierre del periódico El Centro, donde nos conocimos. Ángel Alfredo Joyner Franco es una persona a la que muchos extrañaremos, no sólo por ser un gran amigo y un excelente ser humano, sino porque fue un maestro al que debimos aprenderle más.

La mañana de este sábado murió uno de los mejores reporteros de este país, una de las plumas más analíticas y talentosas en materia de seguridad y justicia, además de una garganta que podía sobrevivir a los mariachis de Garibaldi hasta las ocho de la mañana del día siguiente.

Gerardo jiménez el Santo fue el que me bautizó como Mario Mentirolas, pero fue Joyner el encargado de difundir ese apodo que me gané por las tantas veces que tuve que recurrir a él para resolver las dudas con las que me topé al comenzar mi carrera como periodista, por lo cual yo y muchos de mis compañeros de profesión le estaremos siempre agradecidos, pues también como profesor universitario formó a varios de los que ahora nos ganamos y nos jugamos la vida en la noticia.

Hoy lamento no haber podido aprender más de un hombre al que el periodismo mexicano no olvidará, porque en vida fue una reata.

¡Adiós amigo!

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