sábado, 4 de marzo de 2006

Mario Manterola
(1984 - )

Nací un 29 de junio de 1984, como a las siete de la noche, en hospital privado de la delegación Xochimilco, Ciudad de México. Al mundo llegué con serias complicaciones y un mes antes de lo planeado. De esos días, mis padres recuerdan que todo el tiempo me la pasé en una especie de pecera, donde me daban oxigeno los doctores, lejos de todo contacto humano para evitar contagios o algo por el estilo.
De la misma forma transcurrieron mis primeros años de la infancia, de hospital en hospital, de enfermedad en enfermedad y de susto en susto. La muerte me pretendió más de una vez, la más cercana fue por un cacahuate que se me fue al pulmón, casi perforándolo, afortunadamente los doctores del hospital del Imán lo sacaron a tiempo. De todo eso ya ni me acuerdo.
En la primaria fui un niñito chillón, chaparrito y débil, de esos a los que con sólo verlos te dan ganas de pegarles, afortunadamente era el hijo de la Directora de la primaria, así que nadie se metía conmigo. Tuve la oportunidad de desquitarme en la secundaria, donde di el estirón hasta llegar al más alto de mi grupo, lo cual tampoco fue tan bueno, ya que me convertí en un gandalla, flojo, vago e irresponsable; un chico malo de secu, de esos que se toman el frutsi al revés.
Tras varios episodios horrendos, que incluyen, alcohol, patrullas, drogas y nada de rock & roll, compuse el camino alejándome de las malas amistades, como por ejemplo, un güey al que le decían “el feto”; un baboso sin ningún futuro. Otros como “el bogus” y “el Pasalagua”; esos dos sí eran caso perdido, ahorita deben estar, por lo menos uno, en la cárcel y otro chance hasta ya se murió. Lo bueno es que yo sí tengo a una familia que me quiere, de esos años de secundaria, recuerdo haber descubierto mi pasión por la escritura así como el talento para hacer de eso mi vida.
Puedo asegurar que el mantenerse ocupado es la mejor forma de vivir feliz y productivamente. El fútbol, la música, los libros y una chica como Gabriela me enseñaron que la felicidad se encuentra en las cosas más simples de la vida.
Hice mi bachillerato en el CCH Sur, no fue la gran cosa... en cuanto a logros personales se refiere, simplemente ahí formé mi personalidad; un hombre serio, introvertido, sencillo, talentoso, apasionado y muy feliz; alguien a quién jamás se le relaciona con alcohol, un cigarro o algo parecido; de pocas palabras y menos amigos, hábil con las manos para el dibujo, el trabajo de la tierra, la madera, los metales y los automóviles, lo último atribuido a mi padre, quien se ha encargado de que yo no sea un inútil, sino al contrario, alguien trabajador y responsable, todo en complemento con mi madre, la cual, sólo me ha dado amor.
Actualmente estoy en la universidad estudiando periodismo, porque como lo dije antes, es lo que mejor se hacer. Desde el principio he tenido problemas por ser diferente, por la violencia, ironía e irreverencia de mi escritura, cosa que sólo me ha acarreado satisfacciones personales y una infundamentada egolatría.
De mi currículum... o mejor dicho, ridículum hasta el momento, puedo destacar un puesto de editor de un pequeño periódico sindical... me duró el gustito como tres números por falta de presupuesto pero el chiste es que ahí quedó mi trabajo, bueno o malo pero ahí está, así como un par de programas de radio en estaciones de Internet, en las que hice y dije lo que quise... hasta que llegó la censura.
Dentro de mis futuros proyectos y actividades está el titularme, trabajar de reportero en la fuente de espectáculos, ya que ahí es dónde una persona como yo mejor se desenvolvería por la flexibilidad de la información, así como terminar de escribir mi libros “viendo pal’ techo” y “Chico Rosas y otros relatos” para su publicación, ah... y ser muy feliz.
¡Viva el Rock & Roll y Arriba las poderosas!

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