martes, 3 de febrero de 2015

Nos quieren matar

Yo, que estoy bien mamado y soy un enloquecido del fitness (ayajá), puedo adelantar que el programa de la Secretaría de Salud del DF para combatir la obesidad cambiando diez sentadillas por un boleto del Metro será un fracaso más grande que la delantera completa de las Chivas, ya que el hecho de ahorrar cinco varos provocará en el chilango promedio lesiones físicas que, en el corto plazo, derivarán en un problema de salud pública que representarán un gasto mayor al del subsidio de la tarifa.

Una sentadilla es un ejercicio peligroso, sobre todo en personas que no saben cómo ejecutarlas, que son la mayoría. Su realización representa un riesgo para los músculos, los huesos y las articulaciones, ya que perjudica las rodillas, que daña la columna y hasta puede madrear el corazón si quien las hace no tiene la condición física para rifarse una serie completa.

Un pasajero del metro común tiene, por lo regular, unos 10 kilos de suadero de más encima y no ha hecho una sentadilla desde la secundaria, porque hasta para recoger una moneda de a diez varos le estorba la panza. Sus rodillas endebles y muslos atrofiados soportarán, de un solo madrazo, el peso de la vida misma y sin una postura adecuada, lo cual invariablemente terminará con el sujeto en el piso sin poder levantarse porque su espalda tronó y se le chispó el femur, ¿y quién va a pagar? ¿Mancera? ¿Ahued? No creo.

¡Chá!

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