jueves, 5 de junio de 2014

Esa cloaca llamada Campeche

Ciudad colonial del siglo XVI caracterizada por una muralla y coloridas casas en su centro histórico, que al mojarse se convierte en una letrina. Esa es Campeche, una capital que, además de estar de absoluta hueva, tiene la insana costumbre de ser soluble al agua, a pesar de estar a la orilla del Golfo de México, a donde van a parar toneladas de basura, porquería y meados, pues todo lo que desechan va a parar a la bahía.

Con el paso de la tormenta tropical Boris por la península y un canal de baja presión en el Caribe, desde el martes no ha dejado de llover un instante y al mar, ese que ni olas hace, no le ha dejado de caer cagada. Desde el año pasado, los gobiernos estatal y municipal arrancaron un proyecto llamado “Megadrenaje”, el cual pretende solucionar los problemas de inundaciones de cada temporada de lluvias, cuando cientos son desalojados de sus casas anegadas y muchos más huyen de los cocodrilos que por ahí rondan, sin mencionar que las calles se convierten en un bache del que uno podría no salir nunca. Sin embargo, ese ducto que se supone debe recolectar toda el agua pluvial desemboca en la bahía, junto con toda la basura que recolecte en su camino a lo largo de cuatro kilómetros.

Días antes de la inauguración comenzaron las primeras lluvias, lo que retrasó la entrega, y una vez funcionando, se dieron cuenta que no había ningún tipo de filtro en el camino para evitar que el mar se convirtiera en una sopa maruchan gigante, con bolsas, latas y botellas flotando por todas partes, como ocurrió. Su brillante solución fue colocar una reja en la desembocadura para detener toda la mugre, pero como no estaba planeado desde un principio, improvisaron una malla como la que puede uno comprar en cualquier tlapalería, la cual aguantó el torrente menos de cinco minutos, porque los campechanos son muy puercos y dejan un chingo de basura tirada por ahí, y si se los dices, como lo hizo una funcionaria, se ofenden como señoras a las que no saludaste al llegar a la fiesta.

Es así que, la bahía de Campeche, a pesar de no tener playa y en lugar de eso unas piedras verdes que amenazan con matarte si te metes a chapotear, también es un tiradero de desperdicios más grande que el Bordo de Xochiaca, pero no les digas nada a los campechanos porque se encabronan.

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