miércoles, 13 de febrero de 2013

El Padrote

Pizza de salmón, súper mamona, de pasta doradita, con queso del badotas (que sabe medio agrio pero chido), alcaperras (creo que así se llaman) y aceitunas rebanadas finamente, cocinado todo en horno de piedra, muy a la italiana, muy pípiris, y muy pinche caro, la verdad. Todo, nomás como preámbulo para ver la película El Padrino, estrenada en muy pocas salas de cine en la ciudad de México, en el marco del 40 aniversario de la cinta.

Por primera vez en mi pinchi vida iba a ver la mejor pinchi película de todo el pinchi mundo y en pinchi pantalla pinchi grande, no en mi televisión toda chaqueta con mi DVD que a veces agarra y a veces no, lo cual me hizo sentir bien, pues no estoy tan viejo como para haberla visto cuando se estrenó en los setenta, cuando Al Pacino era un mocoso, como lo soy yo ahora.

Para disfrutar de la experiencia de ver el clásico de Francis Ford Coppola en su formato original, fue necesario ir hasta Multiplaza Arboledas, que es un centro comercial en el Estado de México, al que se puede llegar agarrando una combi que tarda hora y media en llegar desde el Metro El Rosario, y eso que agarra Gustavo Baz, que se supone es una vía rápida. Pero todo vale la pena, porque es el único complejo en la ciudad que tiene una función en pantalla macro, que es tan grande que los cachetes de Marlon Brando se ven como las nalgas de Ninel Conde.

Y yo, en el orgasmo mental, tanto, que hasta dejé chorreando la butaca, sin ningún tipo de vergüenza porque vi las chichis de Simonetta Stefanelli (Apollonia) en IMAX caon".

¡Uts!

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