domingo, 7 de agosto de 2011

A mí se me hace…

Más falso que el beso de una prostituta, es la relación que sostiene el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, con la ex embajadora de Honduras en México, Rosalinda Bueso, según el video detrás de cámaras de la sesión fotográfica que hizo para la revista Caras de esta semana, en la que presumen su amor a los cuatro vientos.

En las imágenes, dadas a conocer por la propia revista, se nota que al político no le entusiasma tanto la idea de besuquearse con una mujer cuyo atractivo físico pudo, en su momento, desviar las miradas de la prensa de un conflicto internacional hacia la profundidad de su escote, ya que en todo momento se le nota distante y casi obligado a darle un pikito; al contrario de ella, que le arrima el mueble a cada rato y en cada toma.

Si pudiéramos leerle los pensamientos, él diría "¡ay no! Guácala las viejas, preferiría estar besando una ñonga, así bronceada como la de mi López Obrador, no como esta que nada más la tengo aquí para ganar la Presidencia".

La secuencia, titulada precisamente “Detrás de cámaras entre Ebrard y su novia Rosalinda Bueso” en YouTube, puede apreciarse un Ebrard más suelto cuando está solo frente a la cámara. Aunque eso relativamente, porque el rostro del mandatario es más inexpresivo que mi estado de cuenta del banco a finales de la quincena.

Y conste que no estoy diciendo (reitero-nuevamente-otravez) que a Marcelo le guste la manta fiada, es sólo que no parece tan enamorado y contento como presume en el texto que acompañan las fotografías.

¡Chá!

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