lunes, 9 de agosto de 2010

¡Puro vicioso!

“Quiuvole cabrón ¿sigues vivo? ¿no te has muerto?” me dijo el dueño de la voz a mi espalda que me tocaba el hombro. Que me volteo y le contesto “si tú güey que eres más pendejo ¡no te has muerto!”, y después nos fundimos en un abrazo en pleno Paseo de la Reforma.

Así fue la marcha del sábado; un reencuentro de viejas amistades del mundo de los medios de comunicación que usaron una protesta contra la violencia para aprovechar e irse a chupar todos juntos.

Lo que la Policía Federal nunca supo es que el contingente que llegó a Gobernación ese día fue el que, en su conjunto, más años de cárcel acumulaba en su andar delictivo por las calles del país. ¡Puro vicioso andaba ahí y sin hacerla de jamón!

Así, calladitos, ordenaditos, sin hacer pintas, mentar madres, golpear granaderos ni nada por el estilo, se juntó la banda afuera de donde despacha Francisco Blake para colgar la manta que exigía garantías al ejercicio del periodismo.

Y como llegamos, nos fuimos… ¡pero a chupar! Porque han de saber que el gremio periodístico está conformado de mucho alcohólico, drogadicto, chayotero, mujeriego, hombreriegas y demás etcéteras. Entre periodistas hemos intercambiado tantos fluidos que me sorprende que no sean declarados como un grupo de riesgo para la contracción del SIDA.

No por nada las órdenes de trabajo y la información del domingo estuvieron tan chafas. Hasta hubo unos que el lunes seguían en el Covadonga.

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