Olimpiadas... ¡Mis juegos que!

En estos tiempos olímpicos, donde caen los récords mundiales, donde el ser humano es cada vez más mejor, más rápido y más fuerte, además de que hay un espíritu de hermandad entre todos a favor de la raza, he decidido que yo también voy a sumarme,

Y no sólo en la buena onda que el evento arrastra consigo, sino también en el aspecto de mejora. Por eso este fin de semana me zampé una rebanada más de pizza. Tengo pensado ver el programa Muévete completito para establecer una nueva marca. Quiero aguantar dos semanas sin bañarme y en un solo día tejerme 17 chamarr… no, eso no, o quién sabe, tengo que investigar de cuánto es el récord del mundo y ya ver qué tan difícil está, habrá que bajar mucha pornografía del internet.

El pedo será por dos semanas una vez cada cuatro años, digo, para poder aguantar tanta decadencia de un solo jalón. Se abrirán las competencias a nivel internacional, luego luego los pinches chinos van a querer meterse de lleno al desmadre, pero los gringos, sobre todo los chingados negros, van a marcar la pauta en las competencias.

Dentro de 100 años los juegos olímpicos y los de la decadencia constituirán una dupla similar a la de los Oscar y las Frambuesas en la cinematografía. Yo seré recordado como el barón Pierre de Coubertain de la chaquetéz (literalmente) y cuando la justa llegue a México mataremos a unos chavitos en una discoteca de la Gustavo A. Madero… ¡ah no!… ya me la prolongué.

¿Pero estaría chido no?