miércoles, 9 de julio de 2008

La de ocho

...Nada de que güey me asaltaron, estaba lloviendo, se me ponchó una llanta, me mordió un perro y "la verga de ocho patas"...

¡La verga de ocho patas!

Para empezar la verga ni patas tiene, o sea que de entrada esta expresión pedorra raya en lo marihuano además de vulgar. El chiste es que es usada como referente coloquial cuando se enumeran una serie de pretextos o cuando se descalifican esos mismos, un sinónimo de esto último (la descalificación) sería la también recurrente "mis güebos".

Los orígenes de ésta, por cierto, también son referenciales, y tienen sustento en una especie muy común de arácnido que, dicho sea de paso, parece una verga de ocho patas. La uloborus walckenaerius es una araña de tamaño pequeño que habita en Europa que al no medir más de cuatro milímetros resulta insignificante, de ahí que es tomada como comparativo para destacar lo insignificante de un pretexto.

Este enunciado nació en España (de donde es originario este animalito) y fue traída en el siglo XVI durante la conquista. Se dice que cuando le estaban quemando las patas al emperador Cuauhtémoc, Hernán Cortés le dijo a sus hombres "sácadle toda la sopa al culero este, no acepteis un no por respuesta, nada de que me duele, no hay tesoro ni LA VERGA DE OCHO PATAS", y de ahí, que fue la primera vez que se escuchó de este lado del Atlántico, fue que se popularizó como una frase muy mexicana.

Es así que, esta manera tan común de expresarse, se perdió en el tiempo con la quema de las naves ibéricas y quedó para la posteridad como una aportación de México para el mundo, al igual que las presentes líneas lo hacen para la cultura popular.

Por otro lado, la verga de ocho patas también se puede interpretar como un elemento increíble, fantasioso, inexistente o inimaginable debido a lo mencionado líneas arriba; la verga no tiene patas. Al final las dos explicaciones son correctas.

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