domingo, 6 de marzo de 2011

Decepciones de la vida

El sábado 16 de junio de 2001, la Selección Mexicana de Futbol perdió un partido de eliminatoria mundialista por vez primera en la cancha del Estadio Azteca. Lo hizo ante Costa Rica, con goles de Rolando Fonseca y Hernán Medford, lo que significaba que prácticamente estábamos fuera de la Copa del Mundo. Al salir del encuentro, mi fe se había muerto, mi moral estaba por los suelos y nunca antes me sentí tan decepcionado… hasta ahora.

La Expo Sexo y Entretenimiento, esa que tanto promocionan en todas partes, ese congal masivo del que todo el mundo habla, el mega festival de Sodoma que los depravados más extremos de este país presumen, esa madre que se hace en el Palacio de los Deportes es una basura. Pero mi desilusión no recae en la porquería que es esa tienda sex shop de 5 mil metros cuadrados, sino en el hecho de que Tory Lane, actriz porno estadounidense de 29 años de edad, sea una ruca gorda y guanga a la que ya nadie pela.

Daba pena verla en el escenario con sus carnes desbordadas en un vestido transparente, repartiendo autógrafos que nadie quería, después de ser una de las actrices más cotizadas en el gremio por su carita linda, cuerpo de bailarina y boca de camionero. ¿Qué sigue? ¿Ver a Carlos Slim pidiendo limosna?

Como diría el Buki: ¿A Dónde vamos a paraaaar?



Sólo chequen el comparativo y entiendan por qué estoy a dos segundos de suicidarme. Claro que la foto de la derecha es el antes, mientras que la de la izquierda es una que le tomó el viernes pasado el reconocido fotógrafo de contraluces, bodegones y naturalezas muertas, Ariel Álvarez.

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