viernes, 6 de mayo de 2011

Éxito garantizado

La bocina al lado del escenario comienza a emitir un ruido sordo, como de desagüe en regadera atragantándose con pelos de señora menopáusica. Es la voz del cantante de la banda, desafinada y en un inglés aún menor al de Joaquín López Dóriga, acompañada de los falsos acordes que tocan los músicos que la acompañan, la que está reventando el sistema de sonido de la tarima del King’s Pub de Polanco.

Al igual que casi todas las bandas de cóvers que tocan en los bares pirrurris, ésta interpreta a lo largo de la noche un limitado catálogo de lugares comunes de la música, con guitarrazos asesinos de tímpanos, tamborazos matacucarachas y una coreografía digna de cualquier arranque de Mario Bezares a petición de su eterno patrón, Paco Stanley.

El vocalista, micrófono en mano y gesticulando al cantar como si estuviera siendo sodomizado por algún ex reo de Almoloya, extiende sus brazos para mostrar sus trabajados músculos, demostrando así las horas de pasó en el gimnasio, las mismas que debió invertir en unas clases de canto y de idiomas.

Al terminar, agradecen a las dos mesas ocupadas en el lugar, cuyos ocupantes no pasarían la prueba de alcoholemia, como si se tratara de un lleno en el Estadio Azteca, sin saber que al dueño le salen más baratos que comparar una buena rockola.

¡Chá!

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